Un mal cuidado de los pies puede desembocar en una gran cantidad de problemas de salud que no solo afectarían a esta parte de nuestro cuerpo. De hecho, ocho de cada diez personas tiene problemas de espalda, caderas, rodillas o tobillos provocados por un mal equilibrio de sus pies. No obstante, no se debe esperar a que surjan problemas.
Lo recomendable es acudir al profesional de Podología para realizar una revisión que nos asegure prevenir dolencias y recibir un correcto asesoramiento para llevar a cabo una adecuada atención de nuestros pies. Lo ideal es realizar un reconocimiento anual cuando no hay ningún problema o bien acudir a la consulta de Podología de manera precoz en caso de que comenzara alguna sintomatología.
¿Cuándo es más importante acudir al podólogo?
Existen una serie de casos donde se multiplica la necesidad de la asistencia al podólogo, como sería cualquier posible lesión, tanto en los propios pies, como en las rodillas o los tobillos, para lo que necesitaremos asegurar una correcta rehabilitación.
Si las lesiones son constantes, la importancia de acudir al podólogo es aún mayor, pues es posible que estén siendo producidas por alguna anomalía en la forma de caminar. Además, si se siente algún tipo de dolor sin haberse producido ningún daño previo aparente, también será importante comprobar que no se sufre ninguna irregularidad.
Por otro lado, existen ciertos tipos de pies que requieren de tratamientos y cuidados especiales para corregir los posibles problemas, como los pies cavos o planos, para los que sería conveniente la utilización de calzado especializado o plantillas, dependiendo siempre del diagnóstico que lleve a cabo el especialista en cada caso particular. En muchas ocasiones, ejecutando un correcto tratamiento y seguimiento, es muy posible compensar la anomalía del todo, o al menos, que no se agrave el problema.
Por otro lado, en muchas ocasiones es posible necesitar algún tipo de plantilla especial o calzado ortopédico por otras cuestiones que no tienen tanto que ver con el tipo de pie. De la misma forma, necesitamos un diagnóstico preventivo proveniente de un profesional para asegurarnos que todo está correctamente y que no corremos el riesgo de sufrir ninguna lesión o futuros problemas.
Además, también es muy frecuente sufrir algún tipo de pequeña deformidad, como los dedos martillo, es decir, dedos con forma de garra. Este problema puede ser tanto hereditario como producido por el uso de un mal calzado. En cualquier caso, tanto esta como otra anomalía requerirá de visitas al especialista.
Por otro lado, las personas que parecen de diabetes, deben tener especial cuidado con sus pies. En este caso, el seguimiento por parte del profesional de podología debe ser más intenso, pues las personas que la sufren corren el riesgo de perder cierta sensibilidad en estas zonas, y el mal cuidado de cualquier pequeña herida podría desembocar en consecuencias desastrosas.
Posibles problemas
Existen ciertas anomalías muy comunes en los pies que es importante tratar de forma rápida y eficaz mediante la intervención de un podólogo especializado, especialmente para que el problema sea corregido cuanto antes y no se agrave:
- Uno de estos casos son las infecciones producidas por hongos, como la onicomicosis, una infección en la uña que será necesaria tratar mediante tratamientos tópicos, terapia láser o tratamiento farmacológico. También el denominado pie de atleta o tinea pedis, una infección fúngica común que nos produce descamación y sequedad en el pie. A veces esta infección puede afectar sobre la zona interdigital, es decir, entre los dedos, produciendo además bastante sensación de picor.
- Otro problema bastante común son las uñas encarnadas, cuando la propia uña se incrusta en la piel. Se trata de uno de los problemas más dolorosos, que además, puede provocar una infección, y si no se trata de forma adecuada, la intervención puede ser mucho más complicada. Además, las personas diabéticas deben tener especial cuidado con este tipo de problema, pues precisamente la falta de sensibilidad en extremidades puede hacer que no sientan el dolor y el problema siga incrementándose.
- Los callos y durezas son uno de los problemas más frecuentes, están producidos por un exceso de roce o de presión localizado en una zona concreta y generalmente producido por el uso de un calzado inadecuado, una mala postura al caminar, etc. Cuando aparecen durezas o callos, es recomendable acudir al podólogo y no recurrir a métodos ortodoxos que, además de que no conseguirán curarnos por completo, pueden incluso agrandar el daño. De nuevo, las personas que sufren diabetes o las que toman algún tipo de anticoagulante oral son las tienen que tener un especial cuidado en caso de aparecer este tipo de problema en sus pies.
- Los famosos juanetes son una deformidad en el dedo que va en aumento y puede llegar a ser dolorosa. Aunque su causa más frecuente es hereditaria, también puede estar producida por reumatismos, inflamatorios, malos hábitos de calzado, o por otras alteraciones estructurales del pie. Un adecuado tratamiento preventivo, un correcto mantenimiento en manos de un experto y un calzado apropiado según el tipo de pie y el tipo de pisada, pueden conseguir evitar la intervención quirúrgica, aunque en algunos casos será necesaria.
- Uno de los problemas que más visitas al podólogo suele causar es la bromhidrosis, es decir, el mal olor en los pies, normalmente producido cuando las glándulas segregan demasiada sudoración (hiperhidrosis) y al entrar en contacto con las bacterias de la dermis provocan este mal olor. Lo mejor en ese caso es acudir al profesional de podología para que evalué el problema de forma personalizada, aplicando el tratamiento más adecuado para el caso en particular.
Etapas de la vida
Existen muchos posibles problemas por los cuales necesitaremos asistir a la consulta del especialista del pie a lo largo de nuestra vida, siendo diferentes en cada etapa. Lo ideal es visitar la consulta de podología de manera anual, aún sin sufrir ningún dolor, momento en el que acudiríamos sin esperar. No obstante, al igual que es conveniente llevar a los niños al profesional de podología desde que son pequeños para prevenir de posibles anomalías, con el paso de los años, los problemas y dolores se intensificarán, y más aún cuando se trata, por ejemplo, de unos pies ancianos.
De este modo, son muy importantes las visitas durante todas las diferentes etapas de la vida, pues el profesional de podología será el único especialista capaz de prevenir, diagnosticar, tratar, y rehabilitar correctamente cualquier afección o problema en nuestros pies o derivados.
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