Actualmente, el consumo de aguacate ha subido considerablemente. Este fruto, que antes era exótico, ahora es un ingrediente muy común en desayunos, ensaladas, guacamole y tostadas. Su riqueza en ácidos grasos saludables, fibra y vitaminas lo convierte en un gran aliado para una alimentación equilibrada.
Sin embargo, su mayor desventaja es su oxidación rápida. Al cortarlo, la pulpa entra en contacto con el oxígeno y se activa un proceso natural que provoca el oscurecimiento de su superficie. Este fenómeno, similar al que ocurre con plátanos y manzanas, no solo afecta su aspecto, sino que también puede dar paso al crecimiento de bacterias si no se conserva bien. Pero, ¿qué error cometemos a la hora de almacenar los aguacates en la nevera?
El error nº1 que cometemos al conservar aguacates
Si bien es cierto que un aguacate oxidado sigue siendo comestible si se toma en un plazo de 48 horas, su almacenamiento inapropiado puede representar un riesgo. Uno de los métodos más utilizados para mantener su color verde es añadir jugo de limón. La acidez de este cítrico ayuda a retrasar la oxidación, pero si no se usa de la forma correcta, podría crear el ambiente perfecto para la proliferación de bacterias.
Cabe tener en cuenta que el jugo de limón humedece la superficie del aguacate. Si este se guarda sin protección adecuada, como en un recipiente abierto o a temperatura ambiente, la combinación de humedad y frío en la nevera puede favorecer la aparición de microorganismos. En lugar de prolongar su frescura, esta práctica podría hacer que el aguacate se deteriore más rápido y se vuelva menos seguro para el consumo.
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¿Qué podemos hacer para evitar esta situación?
Si no quieres que el aguacate se estropee antes de tiempo y deseas reducir posibles riesgos en tu salud, es clave conservarlo correctamente. ¡Te contamos cómo!
- Con un envoltorio hermético: almacenarlo en un recipiente sellado o envuelto en film transparente, en la parte más fría de la nevera entre 2 y 4ºC, te ayudará a reducir la exposición al aire.
- Con ayuda de vinagre, de sidra o de uva: Su acidez retrasa la oxidación y, a diferencia del limón, no crea un ambiente tan deseado para las bacterias si se usa en pequeñas dosis y con la ayuda de un recipiente hermético.
- Con aceite de oliva: Emplear una fina capa de aceite sobre la pulpa crea una barrera protectora contra el oxígeno y evita el exceso de humedad.
- Con una cebolla: Colocar el aguacate en un recipiente junto con rodajas de cebolla puede alargar su frescura gracias a los compuestos de azufre, que tienen propiedades antioxidantes.
