Tras la vuelta al cole, llega el cambio de temporada y conél, el momento de renovar calzado de cara al nuevo curso. Las opciones son infinitas y muchas veces hay dudas que se repiten a la hora de escoger aquel que mejor se adecúe a las necesidades de nuestros hijos.
Recordemos que los pies son una parte esencial de nuestro cuerpo y más, en las etapas de pleno crecimiento. Por ello, es importante que prestemos atención a una serie de recomendaciones básicas para no equivocarnos al elegir el calzado de los más pequeños de la casa, de tal forma que favorezcamos el correcto desarrollo de sus pies.
Elegir un buen calzado para nuestros hijos será clave para su salud, especialmente entre 1 y 8 años, y es esencial para evitar posibles problemas futuros que podrían ir desde deformidades en los dedos y uñeros (onicocriptosis), dolores en la planta de los pies, tendinitis aquílea, o sobrecargas musculares, hasta problemas en el aparato locomotor que llegarían a afectar a la espalda o las rodillas. ¡Toma nota!
La importancia de elegir la talla de zapato adecuada
En primer lugar, lo más importante para elegir un buen calzado, es que este sea de la talla adecuada y se adapte correctamente, permitiendo la libertad de movimientos. Aunque el pie de los niños aumenta unos 8 milímetros de media cada tres meses, debemos evitar comprar calzados de mayor tamaño para que duren más, puesto que si el zapato no es de la talla correcta, y no se acomoda al tamaño real del pie del niño, podría provocarle inestabilidad, crearle ampollas o laceraciones, o llegar incluso a alterar su forma de caminar.
La mejor forma de asegurar que estamos eligiendo la talla de calzado correcta es midiendo la longitud y anchura del pie de nuestro hijo. Para ello, lo ideal es extraer la plantilla interior que llevan la mayoría de zapatos, pues por lo general, en ella se puede encontrar una marca que indica el lugar donde deben terminar los dedos.
Otra posible solución, sería contar con una plantilla con la medida exacta del tamaño del pie del niño, de tal forma que podamos compararla con la del propio zapato, o introducirla para asegurar que se adapta correctamente. Además, existen tablas que pueden ayudarnos a seleccionar la talla en función a la longitud del pie, sin embargo, esta puede variar en función del fabricante o del modelo de zapato, por lo que lo ideal siempre será examinar el tamaño probándolos.
A la hora de probarse los zapatos, es importante hacerlo de pie y en los dos pies, ya que ambos son diferentes. También hacerlo llevando puesto el modelo de calcetín que sea usado con normalidad, y si es posible, hacerlo al final del día, pues será cuando los pies estén más hinchados. Además, siempre debemos asegurar que el calzado esté bien puesto y ajustado.
Para comprobar que la medida elegida es la correcta, podemos contrastar el largo presionando la puntera del zapato para asegurar el espacio. Dependiendo de la edad del niño, es recomendable que quede una u otra distancia entre el dedo gordo y la puntera del zapato, siendo esta aproximadamente de 10 mm en los bebés y de 15 mm en niños algo mayores.
Por otro lado, existen algunos indicadores que nos harán saber que la talla no es adecuada, y nos harán descartarla, como la presencia de la marca del dedo, que el talón se salga al andar, o que exista alguna rojez al quitarse los zapatos.
Además de la elección de la talla, es básico elegir un calzado de buena calidad, para ello debemos evitar por encima de todo fijarnos únicamente en el precio, y asegurar que el calzado cumpla ciertas cuestiones que aseguren la seguridad y comodidad de los más pequeños.
Por un lado, es conveniente proteger la parte de los maléolos (huesos laterales del tobillo), pero con una protección lo suficientemente flexible como para permitir el completo movimiento de la articulación sin limitar la movilidad.
Los zapatos deben proteger el pie pero no comprimirlo, por ello, también es importante su flexibilidad en la zona de los dedos. Además, es recomendable que lleven algún tipo de refuerzo, tanto por delante como por detrás, puesto que son las zonas más expuestas al desgaste. Es conveniente palpar bien el calzado por dentro para asegurar que no tenga ninguna posible costura que pueda molestar o producir roces.
Qué tener en cuenta para elegir un zapato de calidad
A la hora de elegir un buen calzado, es muy importante también considerar los materiales con los que está fabricado, e intentar siempre que sean naturales (piel, algodón, etc.), de tal forma que se facilite la transpiración y se eviten los malos olores.
Lo ideal para el buen desarrollo de los pies es buscar zapatos planos, pero de suela gorda, flexible y resistente. Es decir, la suela no puede ser demasiado fina, sino tener cierto grosor, a la vez que tampoco puede ser ni muy rígida ni demasiado flexible, y debe ser antideslizante. Lo ideal será que sea de goma, con la flexibilidad natural del pie, para que cuente con una mejor adherencia.
Para comprobar que los zapatos se adaptarán correctamente y estarán bien atados, es importante que tengan algún medio de sujeción, es decir, los cordones o el velcro son necesarios para sujetar bien el pie y evitar movimientos. En este sentido, nunca serán recomendables calzados como chanclas, mocasines, bailarinas o zuecos, que obligarán a los dedos a hacer un trabajo extra de agarre y evitarán que el pie quede correctamente sujeto.
En último lugar, también es muy importante evitar ciertas cuestiones, como que los zapatos no sean de primera mano. Es decir, no se deben utilizar zapatos heredados de hermanos, familiares o amigos, pues la pisada de cada persona es diferente, y compartir calzado puede distorsionarla. Además, tampoco es recomendable reutilizar calzado de temporadas anteriores, pues se debe considerar su desgate y el crecimiento del pie.
No debemos olvidar nunca que los pies son una de las partes más importantes de nuestro cuerpo, pues tienen que soportar todo nuestro peso. Por ello, una buena elección del calzado es esencial para protegerlos del contacto con el suelo, los golpes, la humedad, o el frío. Además, la etapa infantil y adolescente es una de las más dinámicas a nivel de actividad, de manera que se necesitará de un cuidado incluso más especial.
Artículo elaborado en colaboración con Juan Carlos Montero Vocal de Publicidad, Comunicación y Redes de COPOMA
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