Podría pensarse que el thigh gap o hueco entre las piernas es, como muchas otras, una moda adolescente llegada desde Estados Unidos. Sin embargo, lo que en principio puede parecer algo inofensivo puede convertirse en una peligrosa obsesión y, lo que es peor y aún más peligroso, en un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Estas imágenes, bajo el hashtag thigh gap en Instagram, son buena prueba de ello.
Cuando se habla de TCA pensamos en anorexia y bulimia o en trastornos en los que se deja de comer para estar más delgada, donde existe una distorsión de la imagen corporal. Para conseguir el soñado “hueco entre las piernas”, las adolescentes comienzan a desarrollar conductas similares y, aunque en principio la obsesión no se centra de manera específica en la comida ni en la ingesta, pueden acabar desarrollando un desorden alimentario para conseguir su objetivo, desorden que puede desencadenar un TCA completo con todos sus síntomas y manifestaciones, según nos explica la psicóloga Juana María Fernández Galbis, miembro de Saluspot.
Al contrario que otras modas pasajeras relacionadas con la imagen, como maquillaje, manicura o peinados, las modas que tienen que ver con la silueta (y no solo con la imagen corporal) conllevan en la mayoría de casos dietas especiales y alteración en la manera de comer. Cuando se habla de un trastorno alimentario el cambio del patrón alimentario habitual es el inicio de una serie de síntomas que acabarán desarrollándose, en parte, por el estado de desnutrición.
Las dietas sin control son frecuentemente el inicio de un TCA que acaba siendo un trastorno de larga evolución que tiende a cronificarse. La desnutrición provocada por la reducción de las calorías ingeridas provoca o empeora la distorsión de la imagen corporal, es decir, cuanto menos comen más gordas se ven o a medida que comen menos ven que pierden menos volumen.
En el caso del thigh gap comienzan haciendo ejercicio y usando distintos métodos para que se dé el anhelado hueco entre las piernas: uno de los métodos es, evidentemente, la dieta sin control por un especialista en la mayoría de casos, y aquí se da el primer factor de riesgo par el desarrollo de un TCA.
A medida que avanzan con la dieta empieza a desarrollarse la distorsión de la imagen corporal, caracterizada por la excesiva atención focalizada en una determinada parte, con la distorsión que conlleva. Sería como cuando una embarazada ve más bebés y embarazadas que antes, o cuando alguien compra un coche nuevo y parece que ve muchos más iguales al suyo que antes.
Esta distorsión hace que no vean el hueco lo suficientemente grande o que la dieta ya no funcione como antes, y empiezan a aumentar los esfuerzos para conseguirlo, desarrollando una obsesión. He aquí otro factor de riesgo para el desarrollo de un TCA, las ideas obsesivas con sus consecuentes compulsiones para aliviar esa obsesión, en este caso restringir más la dieta y aumentar el ejercicio físico.
Es común encontrar webs y foros donde se comparten fotos del progreso del “hueco” y se intercambian trucos para aumentarlo. Estas webs aumentan la obsesión y hacen que las adolescentes, con su frágil autoestima, encuentren consuelo a la frustración de no lograr su objetivo y normalicen su situación viéndola como una simple e inofensiva moda o como un modo de vida: “¿cómo va a ser una enfermedad si existen hasta webs que lo promueven?”. A muchas les resulta tan fácil como buscar en Pinterest o Instagram imágenes compartidas bajo el nombre "thigh gap".
Precisamente esta frágil autoestima se ve cada vez más dañada si no se logra el objetivo de conseguir un hueco entre las piernas. Muchas veces por razones fisiológicas o de constitución física no consiguen ser “como deberían”, como dicta la moda, ya que esto, al contrario del maquillaje o los peinados, no puede pagarse ni comprarse, solo “lograrse”. Y si no lo logran se sienten cada vez más frustradas y con la autoestima más dañada, y he aquí otro factor de riesgo para desarrollar un TCA: una autoestima débil.
Analizando las características y los efectos de esta nueva “moda” cada vez más extendida entre las adolescentes, deberíamos plantearnos si es conveniente cambiar el nombre de moda por otro más adecuado: trastorno. Trabajar la autoestima y no cambiar los patrones de alimentación será la mejor prevención para no caer en este u otro TCA.
Artículo elaborado por Dña. Juana María Fernández Galbis psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga en la Clínica Capistrano, miembro de Saluspot, .
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