A la hora de elegir un tipo de dieta, son muchos los factores que entran en el juego: el peso, las alergias o intolerancias, la conciencia medioambiental o el respeto por los animales son algunos de los más extendidos. La salud no siempre está entre las prioridades a la hora de elegir nuestra forma de comer y debemos ser siempre conscientes de que la alimentación juega un rol esencial en nuestro estado físico y mental. Dieta vegetariana, flexitariana, vegana, crudivegana o paleo, ¿cuáles son las dietas más extendidas en los últimos años? ¿Son realmente saludables? Las ponemos a examen.
1. Dieta vegetariana, una de las más extendidas
La dieta vegetariana es una de las más conocidas (si no la que más) por todos nosotros. El vegetarianismo se basa en la ingesta de productos de origen vegetal, como frutas, verduras o legumbres y la exclusión de los productos animales, es decir, de la carne o el pescado. Tiene diferentes variantes, el vegetarianismo estricto no ingiere ningún producto de origen animal, el ovo-lacteo vegetarianismo sí acepta en la dieta huevos y lácteos, mientras que la dieta lacto-vegetariana acepta lácteos, pero no otros derivados, como los huevos.
Esta dieta ha demostrado ser una de las dietas más saludables y sostenibles, siempre y cuando se garantice la ingesta suficiente de nutrientes como las proteínas, la vitamina B12 o el hierro, muy presentes en los alimentos de origen animal. Para ello, debemos incluir suficiente cantidad de alimentos ricos en estos nutrientes, como son las legumbres, ricas en proteínas, los huevos (en caso de ser ovo-vegetariano) u otros alimentos ricos en nutrientes como las verduras de hoja verde (espinacas o acelgas) o los frutos secos. Para controlar que todos nuestros niveles están dentro de la normalidad, lo ideal es acudir al médico ua vez al año para que haga los controles pertinentes.
2. Dieta flexitariana, una opción muy acertada
La dieta flexitariana se ha proclamado como un acierto a la hora de luchar contra el cambio climático, a la vez que mantenemos una alimentación saludable. Esta dieta está basada en la ingesta de productos vegetales, que se puede acompañar ocasionalmente productos de origen animal, es decir, carne o pescado. Gracias al flexitarianismo, la reducción de emisiones procedentes de la ganadería se reduciría considerablemente, sin que se tuviera que restringir por completo los alimentos de origen animal en la dieta y sin que la salud se viera perjudicada.
3. Veganismo, una de las dietas más controvertidas
El veganismo se basa en la ingesta de productos de origen vegetal únicamente, es decir, en esta dieta quedan excluídos la carne, el pescado, los huevos, los lácteos o la miel. Suele tener una base ética, más que nutricional y se ha demostrado que es perfectamente saludable si se ingieren los alimentos necesarios para cubrir todas las necesidades nutricionales. Si no se siguen las recomendaciones de nutricionistas, los veganos pueden tener déficit de vitaminas del grupo B (sobre todo B12), hierro o calcio, por ello, a menudo deben recurrir a suplementos nutricionales que corrijan estas faltas. Comúnmente se ha criticado este estilo de vida, sobre todo en niños, ya que esta dieta no cubre todas sus necesidades y puede provocar carencias nutricionales importantes con consecuencias en el futuro. Es recomendable evitar la dieta vegana en niños en fase de crecimiento para evitar posibles problemas.
4. Crudivorismo, los alimentos en estado natural
El crudivorismo es un tipo de dieta que defiende la ingesta de alimentos en su estado natural, es decir, sin tratar. Esta dieta se basa en la ingesta de vegetales y frutas crudas, carnes y pescado crudo o macerado, legumbres germinadas o hidratadas y frutos crudos, como los frutos secos. A favor de esta dieta están los que aseguran que los alimentos crudos son ricos en enzimas y bacterias beneficiosas que a menudo desaparecen durante el proceso de cocinado. En contra de esta dieta está la falta de los tratamientos higiénicos necesarios para garantizar la seguridad de un alimento. Infecciones como la toxoplasmosis, la salmonelosis o el anisakis son un riesgo importante en dietas crudívoras.
5. Paleo-dieta, comer como nuestros antepasados
La paleo-dieta o dieta paleolítica intenta emular la forma de comer que tenían nuestros antepasados, los hombres de las cavernas, con una alimentación basada en frutos, vegetales, carne y pescado, excluyendo la ingesta de cereales, legumbres, lácteos, sal y azúcares. Esta dieta nace de la creencia de que nuestro organismo está adaptado genéticamente a ese tipo de alimentación y no al actual. A favor de esta dieta está el hecho de excluir de nuestras comidas los azúcares añadidos, las harinas refinadas o los aditivos, tan perjudiciales para nuestro organismo. Sin embargo, la exclusión de otros alimentos saludables, como las legumbres, no está justificado. Además, la eliminación de los hidratos de carbono, necesarios para cubrir el gasto energético de nuestro día a día y, sobre todo, imprescindibles en la alimentación de deportistas, puede provocar problemas en la actividad cerebral o falta de glucosa en sangre.
Antes de tomar decisiones sobre tu dieta, consulta con un especialista
"Somos lo comemos", por ello, es esencial evitar tomar decisiones drásticas sobre nuestra dieta sin consultar antes con un especialista. Un coach nutricional puede darnos los mejores consejos para seguir una dieta saludable, completa y adaptada a las necesidades de nuestro organismo. Ahora estás de suerte, con Savia puedes tener a tu especialista en nutrición en tu móvil para consultar tus dudas, que te haga seguimiento en tus entrenamientos y para tener acceso a los mejores contenido de nutrición.
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