Existe un método japonés originario del siglo XV que permite restaurar piezas de alfarería fracturadas empleando barniz de resina combinada con polvillo de platino, oro o plata, resultando en una reparación de fisuras que se aprecian como líneas de color dorado. Nos referimos al Kintsugi, y este proceso es también visto como una reflexión sobre el transcurso del tiempo, pues sugiere que las restauraciones de fracturas son parte de la trayectoria de los objetos, y que en vez de esconderse, deben exhibirse.
Al hacer esto ayudamos a embellecer la pieza, evidenciando sus cambios a través de la historia. Este enfoque para interpretar las dificultades y contrariedades durante nuestra vida es clave para un mayor bienestar.
El Departamento de Medicina de la Universidad de Boston, el Centro Nacional del Sistema Sanitario de Boston y la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, llevaron a cabo una investigación que indica que los individuos positivos tienen mayores posibilidades de alcanzar una mayor esperanza de vida.
Uno de los motivos es que las personas positivas poseen mayor habilidad para modular su conducta y sus emociones, así como para sobreponerse a los obstáculos y al estrés de manera eficaz. Los hallazgos de este estudio evidencian que los optimistas tienden a vivir entre un 11% y un 15% más que los pesimistas, de acuerdo a su publicación en Proceedings of the National Academy of Sciences.
La práctica del método kintsugi
La psiquiatra Sue Varma, especialista en esta filosofía, explica que los infortunios y las cicatrices psicológicas que nos pueden pasar no nos restan belleza o mérito, sino que en su lugar pueden enriquecernos, evolucionarnos, y aumentar nuestra espiritualidad.
Así, una forma de implementar la filosofía kintsugi es evitar los hábitos emocionales nocivos y, en lugar de ello, aprender a manejar esos sentimientos indeseables. Para esto, el método de las 4C del afrontamiento sano puede resultarte útil, pues es un aliado para combatir esas emociones, aceptarlas y permitir que se integren en tu trayectoria de vida. Este sistema debe generarte bienestar, y para practicarlo, estos son los pasos a seguir:
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- Empatía. Se debe de dejar fuera la autoflagelación para enfrentar los fracasos de manera delicada y eficaz
- Corrección: "Se debe de encarar la cuestión de fondo, o al menos, no agravarla. Además, los comportamientos evasivos, como la ingesta compulsiva, uso excesivo de sustancias, adicción a plataformas digitales, etc., solo derivan en bochorno en una mayor angustia emocional", indica la experta. Un afrontamiento constructivo se fundamenta la comprensión y la búsqueda de soluciones reales al dilema.
- Conexión. Lo ideal es que nuestras estrategias de afrontamiento nos ayuden a relacionarnos mejor con nuestro alrededor, y no a aislarnos en una soledad que nos cause daño. Para esto, podemos buscar a un confidente y compartirle lo que nos aflige. Expresar estas emociones y pensamientos es crucial para analizarlos de forma objetiva.
- Serenidad. "Un afrontamiento saludable debe causar una distancia con calma respecto al enojo o la hostilidad para solventar los conflictos", menciona la psiquiatra. Para esto, cultivar una rutina simple, pero constante de respiración, atención plena o meditación contribuye a recobrar la tranquilidad. Hay incluso quienes prefieren recurrir a la naturaleza y realizar actividades físicas al aire libre como el yoga o algún deporte de relajación.