La mayoría de nosotros encontramos comodidad en los hábitos cotidianos, en ese entorno constante y organizado que conforma nuestro día a día. Esta costumbre nos brinda una sensación de control y estabilidad.
Cuando somos capaces de ajustar estos patrones, se convierten en un recurso sumamente efectivo para forjar una vida duradera y dichosa. Numerosas investigaciones respaldan que esta regularidad favorece nuestro equilibrio anímico y mental. Expertos argumentan en su publicación El valor de la rutina diaria en el bienestar psicológico, que un régimen diario bien planificado nos resguarda de elementos perjudiciales como el desorden, la duda, la sensación de soledad y el aislamiento.
Así, las rutinas están íntimamente vinculadas a la noción de identidad individual. Según la misma investigación, "estas constituyen el impulso organizativo del tiempo personal, limitan el ámbito íntimo y lo distinguen del entorno, proporcionan confianza, establecen criterios y estabilidad, contribuyendo a la integración social del individuo, así como al manejo emocional. Implican, además, la autodisciplina de la persona que instaura normas y pautas". Una rutina bien gestionada estimula la creatividad y le da significado a nuestra vida.
Estas prácticas constantes nos permiten desarrollar costumbres que nos moldean, y la forma en que vivimos es el instrumento más eficaz que poseemos para incidir en nuestra esperanza de vida. Una costumbre es una conducta que se ejecuta con una finalidad específica, mientras que un patrón se refiere a acciones que se realizan de manera sistemática.
Las rutinas saludables y sus efectos a nivel biológico
Al intentar incorporar un cambio en tu rutina para mejorarla, nos hallamos ante una costumbre que, naturalmente, demandará más determinación y solo conseguirás integrarla en tu día a día mediante la reiteración. El adoptar nuevos hábitos te ayudará a configurar una rutina diaria más saludable, lo cual se revela como una poderosa herramienta para influir en nuestra biología y, por extensión, en nuestra calidad y duración de vida.
De acuerdo con expertos en epidemiología de la Escuela de Salud Pública de Harvard, "Las decisiones sobre nuestro estilo de vida pueden influir en nuestra biología al alterar nuestro material genético".
El ser creativo aumenta tu esperanza de vida
Reservar tiempo para la creatividad en nuestra agenda diaria es crucial, pues conserva la mente activa, generar sinapsis, desacelerar el deterioro cognitivo y genera mayor satisfacción. En otras palabras, aunque el retorno a la cotidianidad pueda sugerir monotonía, no será aburrido, debido a que mantendrás tu rutina, pero alterando la forma de hacerla.
La psicóloga Esther Blázquez Álvarez nos explica al respecto: "Si en nuestros hábitos diarios, que dan significado a nuestra vida, variamos el modo de hacer las cosas, estamos ejercitando nuestro cerebro, ya que cada día activamos distintos procesos, aunque la meta sea idéntica".
Los hábitos que te harán más longevo, respaldados por la ciencia
Una de las investigaciones más recientes sobre este tema fue la realizada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard por Xuan-Mai Nguyen, de nombre Impacto de 8 factores del estilo de vida en la mortalidad y la esperanza de vida entre los veteranos de los Estados Unidos, donde se concluye que al integrar las siguientes 8 prácticas en nuestra rutina diaria, podríamos extender nuestra vida hasta 24 años adicionales:
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- Evitar el uso de narcóticos
- Realizar actividad física
- Descansar adecuadamente
- Manejar el estrés
- Limitar la ingesta de bebidas alcohólicas
- Evitar fumar
- Cultivar vínculos sociales saludables
- Seguir una alimentación balanceada
Teniendo esta valiosa información, analiza los hábitos que te faltan incorporar a tus actividades diarias, para mejorar tu salud física y mental y por ende, tengas una mayor posibilidad de aumentar tu esperanza de vida.
