A pesar de que no nos entusiasme la idea de envejecer, la alternativa nos resulta aún menos atractiva. Por esta razón, deseamos vivir tantos años como sea posible. La búsqueda de métodos eficaces para lograrlo mantiene ocupados a numerosos científicos que dedican su tiempo a la investigación con la esperanza de descubrir los secretos de la longevidad. Recientemente, se ha llevado a cabo un estudio que aporta una de estas claves.
Uno de los posibles secretos para una vida larga podría relacionarse con el peso corporal y sus fluctuaciones. Según indica un estudio reciente, mantener un peso estable después de los 60 años podría aumentar significativamente las probabilidades de alcanzar una edad avanzada en mujeres, nos referimos a una edad muy avanzada, entre los 90 y 100 años
Los resultados del estudio
El estudio se llevó a cabo en Estados Unidos sobre una base de 54.000 mujeres participantes, a las que se hizo un seguimiento durante años. Durante el mismo se comprobó que quienes mantenían un peso estable tenían entre 1´2 y 2 veces más probabilidades de vivir hasta edades tan avanzadas que quienes habían experimentado una pérdida de peso, incluso aunque esta fuera únicamente de un 5%.
Las que aumentaron de peso tampoco registraron mejores expectativas de vida, pero entre las que mantuvieron un peso estable, unas 30.000, sobrevivieron hasta pasados los 90 años. Es decir, tanto el aumento como la pérdida de peso en edades avanzadas no predicen una larga expectativa de vida, siendo el grupo de mujeres sin fluctuaciones de peso el que logró vivir hasta una mayor edad.
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¿Perder peso o no?
Ante estos datos cabe preguntarse si el perder peso, algo que intentan mujeres de todas las edades, puede ser contraproducente para su esperanza de vida. Al respecto los especialistas son claros. Si un médico recomienda la pérdida de peso a una mujer para mejorar su calidad de vida, deben seguirse sus recomendaciones.
Ahora bien, cuando el caso es que en la etapa más avanzada de la vida se registra una pérdida de peso no buscada de manera intencional, entonces hay que considerar ese hecho como un factor de riesgo que indica una mala salud, y por tanto, una posibilidad real de vivir menos años.
La lección que cabe extraer es que tenemos que mantener bajo observación nuestro peso corporal a cualquier edad, ya que las variaciones en el mismo pueden darnos información valiosa sobre nuestro estado de salud.