Si preguntáramos a la gente si se considera buena o mala persona, con toda seguridad la mayoría se incluiría en el primer grupo. Esto es así porque tendemos a ser más benévolos a la hora de juzgarnos a nosotros mismos que cuando lo hacemos con los demás. Pero, ¿Qué es realmente ser una buena persona?
No resulta fácil dar una definición con la que todo el mundo esté conforme, pero los psicólogos opinan que sí hay una serie de rasgos que las buenas personas tienen en común. Conocerlos te permitirá evaluarte de forma más objetiva, y a la vez tratar de detectarlos en los demás para elegir mejor a las personas de tu entorno. Estos son.
Amor propio
Al hablar de amor propio hacemos referencia a la capacidad de amarse a sí mismas. Solo desde la capacidad de quererte y aceptarte puedes construir relaciones sanas con los demás, y dar sin esperar nada como contrapartida. Algo que no es muy común, ya que casi todo el mundo tiene expectativas de recibir algo a cambio.
Sinceridad
Es difícil considerar a alguien buena persona si hace de la mentira una forma de vida. No obstante la sinceridad no es decir siempre y en cualquier circunstancia la verdad sin tapujos. La forma correcta de ejercer la sinceridad es saber cuando debes decir la verdad y cuando debes callarla, así como expresarla de la mejor forma posible para que no produzca efectos indeseados.
Paciencia
Aunque pueda sorprenderte la paciencia es también un rasgo que comparten las buenas personas. Y es que, aunque todos tenemos expectativas, es importante saber gestionarlas y ser paciente te permite no caer en el enfado o la frustración cuando estas no se cumplen en los plazos esperados. Como consecuencia gozan de un mejor estado de ánimo que facilita sus relaciones personales.
Responsabilidad afectiva
Esta cualidad consiste en tomar conciencia de cómo nuestros afectos y comportamientos repercuten en la vida de otras personas. Cuando eres capaz de ponerte en la piel de alguien y pensar si tu forma de actuar va a tener consecuencias a nivel emocional para esa persona. Esto sirve tanto para no crear falsas expectativas como para disculparte con alguien cuando has cometido un error y has hecho daño a quien te aprecia.
Empatía
Un punto muy conectado con el anterior. Las buenas personas practican la empatía, no actúan únicamente moviéndose por su interés sin valorar nada más, sino que siempre tienen en cuenta cómo se sienten quienes están alrededor e incluyen este factor como parte importante a la hora de tomar sus decisiones.
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Comunicación
Las buenas personas tratan de evitar los conflictos, pero no a costa de sacrificar siempre sus intereses. Saben que gran parte del daño que experimentamos en las relaciones personales viene dado por no expresar los deseos o dejar que otros se aprovechen de su bondad. Por ese motivo suelen tener buenas habilidades comunicativas que les permiten gestionar situaciones complicadas con un uso acertado de las palabras, el tono y la comunicación no verbal.