En ausencia de un espacio exterior amplio para tender la ropa al aire libre, algunas personas se ven forzadas a utilizar tendederos interiores, los cuales invaden el espacio habitable. No obstante, esta necesidad va más allá. Un reciente análisis difundido por Presse-santé y conducido por un grupo de investigadores en Escocia, sugiere que esta práctica podría traernos algunas otras consecuencias.
Dicho estudio se centró en examinar las costumbres de lavado y secado de ropa de los residentes de un conjunto de viviendas sociales en su país. Las conclusiones de los científicos mostraron que el acto de secar la ropa en interiores, aparte de generar inconvenientes relacionados con el espacio, también plantea desafíos en términos económicos, ambientales y, lo que más les preocupa, en el ámbito de la salud.
Existe una justificación válida para esta preocupación. El proceso de secado de prendas en espacios con una deficiente ventilación puede fomentar la propagación y el crecimiento de varios organismos microscópicos, tales como las esporas fúngicas y los ácaros, microorganismos conocidos por ser capaces de desencadenar condiciones respiratorias adversas, incluyendo enfermedades como el asma.
El peligro incrementa considerablemente si las prendas han sido tratadas con suavizantes. En la opinión de expertos en la materia, es posible que estos productos aumenten la concentración de sustancias químicas en el entorno, algunas de las cuales están asociadas con la causa de algunos tipos de cáncer.
¿Cuáles son las mejores prácticas si no puedo secar la ropa en el exterior?
En caso de que no haber alternativa al secado de ropa en interiores, la mejor opción y la más aconsejable es ubicar las prendas en un espacio que cuente con buena circulación de aire, es decir, ubicando las prendas cerca de una ventana que se pueda abrir o un sistema de aire acondicionado que mantenga una ventilación constante, y que a su vez permita renovar el aire del ambiente.
Otra estrategia consiste en aprovechar la orientación de las ventanas. Al colocar la ropa frente a una ventana, de preferencia orientada hacia el sur, permitirá que la ropa se beneficie del calor natural y de la luz solar directa. Esta exposición acelera el proceso de secado, además de contribuir de manera significativa a prevenir el esparcimiento bacterial en las telas.
LETTER
Como punto clave, es importante considerar que el hábito de secar ropa en espacios interiores trae consigo un aumento en el uso de energía. Esto se debe principalmente a que durante la temporada de invierno, tendemos a activar los sistemas de calefacción para acelerar el secado de las prendas.
Así, esta situación nos trae una serie de desventajas que nos fuerzan a reconsiderar nuestros hábitos cotidianos. El incremento en el consumo energético, aunado a los riesgos para la salud ya mencionados, plantea serias preguntas sobre la practicidad de este método tan común en muchas personas.