Desde bebés a adultos. Los primeros veinte años de vida registran los cambios más profundos y evidentes. A partir de ese momento todo transcurre a un ritmo más gradual. Vamos envejeciendo, sí, pero de forma tan lenta que necesitamos de varios años para apreciar los cambios en nuestra fisonomía.
Aunque esta afirmación no ha perdido validez, recientes investigaciones nos han aportado un conocimiento más profundo acerca del proceso de envejecimiento. Y ahora sabemos, gracias a un estudio realizado en Stanford, que nuestro organismo no envejece de manera uniforme. Diferentes órganos y sistemas de nuestro cuerpo se deterioran a ritmos distintos.
Las transformaciones se aceleran a esta edad
Los estudios revelaron que las moléculas experimentan cambios más rápidos y profundos en dos etapas concretas, y que lo hacen tanto en hombres como en mujeres. Estas etapas son, a mediados de los 40 y al llegar a los 60. Los científicos se sorprendieron porque en esos periodos concretos, las transformaciones y cambios experimentados eran mucho más acelerados que en otros momentos de la vida.
Sin embargo estos estudios no han sido capaces de identificar las razones que hay detrás de que estos cambios tengan lugar de forma más rápida en esas edades. Y es ahí donde ponen el foco, señalando que encontrar las causas que producen un mayor envejecimiento en esos periodos debería ser una prioridad de cara al futuro.
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¿Influye el estilo de vida?
Aun sin tener seguridad acerca de ello, los investigadores especulan con que es posible que el estilo de vida sea una de las razones detrás de esta aceleración del envejecimiento en edades concretas. Por ejemplo, en el grupo de personas encuadrado entre los 40 y los 60 años que se tomó como referencia en el estudio, los cambios que se detectaron estaban más relacionados con aspectos como las enfermedades cardiovasculares o el metabolismo del alcohol, la cafeína y los lípidos.
Teniendo en cuenta que mediados de los cuarenta es una edad que a menudo refleja un aumento de los niveles de estrés por la famosa “crisis de los cuarenta”, entienden que es posible que dicho estrés conduzca a un aumento del consumo de alcohol, y que esto podría ser el catalizador de dicha aceleración.
En cualquier caso, aunque dicha hipótesis no ha sido confirmada, sí que es cierto que un estilo de vida saludable tiene impacto a largo plazo a la hora de retrasar el envejecimiento. Incrementar la actividad física, aunque solo sea a través de las caminatas, llevar una dieta adecuada (se recomienda encarecidamente la dieta mediterránea para este propósito) y utilizar protector cada vez que la piel vaya a exponerse al sol, son recomendaciones que ayudarán a que los efectos de la edad tarden más en hacerse patentes.