Aunque el ejercicio es una forma muy efectiva de mantener la línea, no es el único factor a tener en cuenta. De hecho, la grasa abdominal es una de las zonas más sensibles a los cambios en la dieta, ya que es metabólicamente activa, como explica la nutricionista Sarah Thompson del Austin Wellness Center.
Según Thompson, el cuerpo almacena y quema grasa constantemente, lo que influye directamente en tu cintura. Por lo tanto, la forma en que te alimentas puede ser más efectiva que hacer una serie de abdominales. Ante esta situación, los especialistas afirman que incorporar los nutrientes correctos en la dieta puede desencadenar un cambio corporal notable sin esfuerzo. ¿Pero qué cambios podemos adoptar para perder grasa abdominal?
Proteínas y fibra: los grandes aliados para un abdomen más plano
Una de las primeras cosas que puedes hacer a la hora de cambiar tu rutina, es aumentar el consumo de proteínas. Estos nutrientes no solo contribuyen a reducir el apetito, sino que también mantienen la masa muscular y promueven el metabolismo. Según la doctora Thompson, aumentar la ingesta de proteínas al 25-30% de las calorías diarias puede reducir la grasa abdominal sin necesidad de aumentar el ejercicio físico.
Además, la fibra es otro gran aliado para lograr un vientre plano. No solo ayuda a regular el tránsito intestinal, sino que también actúa como un limpiador natural del organismo. Al consumir más fibra, tu cuerpo elimina toxinas y te sientes más saciado, lo que ayuda a evitar el exceso de comida.
Ayuno intermitente y fermentados
El ayuno intermitente, aunque sea una práctica conocida, tiene un impacto notable en la reducción de la grasa abdominal. Limitar las horas de comida a un intervalo de ocho horas permite que el cuerpo utilice sus reservas de grasa, sobre todo en la zona abdominal. Este cambio en los hábitos alimenticios activa el metabolismo para quemar grasa de manera más eficiente.
Además, los alimentos fermentados, como el kéfir, el chucrut, el yogur o el vinagre de manzana, también juegan un papel importante en la mejora de la digestión y la salud intestinal.
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Estrés, sueño e hidratación: factores esenciales
Dormir lo necesario es un factor clave que a menudo podemos pasar por alto, pero es clave a la hora de reducir la grasa abdominal. La falta de sueño y niveles elevados de estrés aumentan la producción de cortisol, una hormona que favorece el almacenamiento de grasa en la zona abdominal. Adoptar hábitos relajantes antes de acostarse, como meditar y evitar las pantallas, junto con mantener horarios regulares de sueño, puede ayudar a controlar el estrés y mejorar los resultados.
Por su parte, la hidratación no solo es importante para la salud general, sino que también contribuye a una mejor asimilación de nutrientes y eliminación de toxinas.