Los estudios científicos indican que los vapeadores (dispositivos de vapeo electrónico) son generalmente considerados como una opción menos dañina en comparación con fumar cigarillos tradicionales. Sin embargo, esto no significa que sean una opción completamente segura o libre de riesgos.
¿Qué diferencias hay?
El tabaquismo está relacionado con una amplia gama de problemas de salud graves, como enfermedades respiratorias, cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Los cigarros contienen una gran cantidad de sustancias tóxicas y carcinógenas que se liberan cuando se queman, lo que representa un riesgo significativo para la salud de los fumadores y de las personas que los rodean.
Por otro lado, los vapeadores o cigarrillos electrónicos funcionan calentando una solución líquida (e-líquido) que generalmente contiene nicotina, saborizantes y otros productos químicos. Al vapear, se genera un aerosol que el usuario inhala.
Aunque los vapeadores eliminan muchas de las sustancias dañinas presentes en los cigarrillos tradicionales, no están libres de riesgos.
Los e-líquidos pueden contener productos químicos potencialmente dañinos y algunos estudios han mostrado que el vapeo puede tener efectos negativos en los pulmones y el sistema cardiovascular.
¿Qué dicen los estudios científicos?
Varios estudios han comparado los riesgos para la salud asociados con el vapeo y el tabaquismo. Un estudio publicado en el Annals of Internal Medicine en 2017 encontró que los vapeadores tienen niveles significativamente más bajos de sustancias tóxicas y carcinógenas en su cuerpo en comparación con los fumadores de cigarrillos.
Se han realizado también investigaciones para evaluar los efectos del vapeo en los pulmones. Algunos estudios han demostrado que el uso de vapeadores puede causar irritación pulmonar y afecciones como bronquitis.
Además, ha habido informes de casos de lesiones pulmonares graves asociadas con el vapeo, como la "lesión pulmonar asociada al vapeo" (Vaping-Associated Lung Injury, VALI).
Otras investigaciones han sugerido que el vapeo puede afectar negativamente la función cardiovascular, como la presión arterial y la función endotelial (el revestimiento interno de los vasos sanguíneos).
La divulgadora científica apodada "La Hiperactina" lo explica muy bien en sus canales sociales.
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En los últimos años, se ha visto que el vapeo puede ser una puerta de entrada al tabaquismo tradicional y que los jóvenes que comienzan a vapear tienen más probabilidades de probar cigarrillos en el futuro, con el peligro que ello conlleva.
En resumen, si eres un fumador que busca reducir los riesgos para la salud asociados con el tabaquismo, cambiar a un vapeador podría ser una opción menos dañina. Sin embargo, la mejor opción para la salud general es abstenerte tanto del tabaquismo como del vapeo.
