La intersexualidad es un término que abarca a las personas que nacen con características sexuales que no se ajustan a las nociones binarias típicas de los cuerpos masculinos o femeninos. Las personas intersexuales pueden tener características de ambos sexos, y la intersexualidad abarca una amplia gama de condiciones.
Dichas características pueden no ser muy evidentes al nacer y se pueden manifestar más tarde en la vida del niño, como durante la pubertad. En la mayoría de los casos, estas personas son sometidas a cirugías innecesarias cuando son menores de edad. Un asunto en el que la comunidad intersexual aboga por el respeto a la diversidad y la promoción en la aceptación de las identidades intersexuales sin la intervención médica, al destacarse que la intersexualidad es una variación natural y no una enfermedad.
La intersexualidad es más común de lo que imaginamos. Los expertos calculan que entre un 0,05% y un 1,7% de la población nace con rasgos intersexuales, lo que significa que tienen alguna variación en las formas genitales, la composición de las gónadas, los niveles hormonales o los patrones cromosómicos, que no se ajusta a las definiciones típicas de hombre o mujer.
Ahora, la organización sin ánimo de lucro estadounidense The Trevor Project acaba de publicar una investigación en la que ha destacado que hasta un 77% de los jóvenes intersexuales LGBTQ+ han informado que alguien en su vida ha intentado cambiar su identidad LGBTQ+ mediante diferentes terapias por parte de profesionales u otros intentos informales de cambiar su orientación sexual.
Y es que, la intersexualidad aún es considerada tabú por normas de género rígidas donde en muchas sociedades tienen ideas muy estrictas sobre lo que supone ser masculino o femenino, o bien, hay falta de conocimiento y educación sobre el tema. Las personas intersexuales suelen enfrentar presiones para someterse a cirugías o tratamientos hormomales y "normalizar" sus cuerpos y han sido históricamente invisibilizadas en los debates sobre sexualidad y derechos humanos.
Todo ello, lleva a las personas a tener problemas de identidad y aceptación: La lucha por la aceptación de su identidad puede ser complicado, sobre todo, en entornos que valoran solo las categorías de género binarias. Además, sufren de salud mental. La Dra. Elizabeth E. Meyer , experta en cuestiones de género y diversidad sexual destaca la importancia de la aceptación y el apoyo a las personas intersexuales, así como apoya en la sensibilización de los profesionales de la salud, ya que la falta de capacitación de los profesionales de la salud en intersexualidad puede resultar en una atención médica inadecuada.
De acuerdo con la asociación Brújula Intersexual, las variaciones en las formas genitales pueden manifestarse de diversas maneras. Por ejemplo, una persona puede nacer con formas genitales típicamente femeninas pero contar con testículos internos y cromosomas XY, o puede tener genitales que parecen estar en un estado intermedio entre los típicamente masculinos y femeninos.
Sin embargo, la intersexualiad en el colectivo LGTBI es una realidad menos conocida y a menudo estigmatizada. Históricamente, ha estado en la sombra debido al estigma de la etiqueta "hermafrodita". Esto ha llevado a que la intersexualidad se explique erróneamente como una enfermedad o un síndrome, a pesar de ser un estado natural del cuerpo.
Esta etiqueta ha marcado la vida de muchas personas intersexuales, que han enfrentado violencia, secretismo y una sensación de no ser válidas ni bonitas debido a las ideas binarias sobre el sexo masculino y femenino.
Iolanda Melero, una psicóloga especializada en trauma y activista intersex, comparte su experiencia de una infancia marcada por desinformación y secretismo. Fue sometida a cirugías a una edad temprana, y solo más tarde descubrió que tenía testículos intra-abdominales no descendidos y era insensible a los andrógenos, lo que había feminizado su cuerpo en lugar de masculinizarlo. Esta falta de información y comunicación con los pacientes ha sido una característica común en muchos casos de personas intersexuales.
Es crucial destacar que en muchos países aún se somete a cirugías innecesarias a menores intersexuales para asignarles un sexo, bajo la premisa de que las modificaciones genéticas pueden derivar en cáncer, aunque esto es una ocurrencia rara. Las intervenciones quirúrgicas deben posponerse hasta que el paciente haya madurado físicamente y pueda participar en la decisión para evitar daños tanto físicos como psicológicos.
El Consejo de Europa ha recomendado poner fin a las intervenciones de cirugía irreversibles y tratamientos médicos en personas intersexuales sin su consentimiento, considerándolo una violación de los derechos humanos. En España, la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI prohíbe la modificación genital en personas intersexuales menores de 12 años, permitiendo a los adolescentes entre 12 y 16 años acceder a una modificación genital.
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Las experiencias traumáticas y las operaciones a las que se someten las personas intersexuales pueden tener un impacto significativo en su relación con su propio cuerpo y en sus relaciones personales. La falta de información y apoyo puede generar miedo y ansiedad en las relaciones sexuales. Para muchas personas intersexuales, el sexo puede convertirse en un obstáculo debido a diferencias en la anatomía.
No obstante, encontrar una comunidad de personas intersexuales puede ser transformador. Iolanda Melero relata cómo su vida cambió cuando se unió a una asociación de personas intersexuales y descubrió que no estaba sola. A lo largo de los años, ha logrado procesar sus experiencias traumáticas y ha compartido su historia para educar a otros y formar a profesionales interesados en el ámbito de la diversidad.