Con la intención de cuidar nuestro planeta, ha surgido en tiempos recientes una genuina preocupación ambiental en nuestras comunidades, especialmente cuestionando el empleo de materiales plásticos desechables para transportar y conservar varios productos. Como resultado, la utilización de contenedores reutilizables para el consumo de líquidos se ha popularizado extensamente.
Existen en una amplia variedad, como fabricados en polímeros o plastico, vidrio, metal, o incluso equipados con filtros de carbón activo. En resumen, los recipientes para líquidos se han transformado en nuestro complemento predilecto para transportar a donde quiera que vamos.
No obstante, desafortunadamente gran parte de los usuarios de estos contenedores no son cuidadosos en higienizarlos correctamente, un hábito que es fundamental para nuestra salud. Lamentablemente, esta omisión de limpieza puede desencadenar rápidamente la proliferación de microorganismos y, en consecuencia, provocar una infección gastrointestinal.
Diversas investigaciones hechas en los últimos años revelan que los contenedores portátiles para líquidos funcionan como auténticas reservas de microorganismos. De acuerdo a análisis realizados por la compañía norteamericana Water Filter Guru, hasta 20 millones de gérmenes pueden ser detectados en un contenedor de agua, incluyendo microorganismos de origen fecal. Estos recipientes sin higiene ocasionan la contaminación del líquido, que a su vez nos puede ocasionar además reacciones alérgicas.
En consecuencia, aunque empleamos estos envases cotidianamente, debemos de tener el cuidado adecuado para la higiene de los mismos antes y después de su uso. Se estima que una botella de agua que no se higieniza frecuentemente alberga hasta el doble de microorganismos y gérmenes que un lavadero, e incluso hasta catorce veces más que el lugar de comer de los perros y gatos que tenemos en casa, indicándonos que esta zona se asea con mayor frecuencia.
Para higienizar adecuadamente tu contenedor de líquidos, desocúpalo y llénalo con agua a punto de hervir. Inmediatamente, incorpora jabón líquido y bátelo intensamente. Pon especial cuidado con la entrada del contenedor, que tiene contacto inmediato con la boca. Posteriormente, vacía el recipiente, enjuaga lo suficiente para eliminar los restos de jabón y déjalo secar naturalmente en posición invertida.
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Siguiendo estos pasos, tu recipiente para líquidos estará dispuesto para su uso sin representar algún riesgo de salud. Ten presente realizar esta rutina como mínimo cada dos días, y asegúrate de que se vuelva un hábito que incluso puedes compartir con tus allegados.