Desde que somos pequeñas, soñamos con nuestra boda perfecta y, por supuesto, queremos que esos sueños se hagan realidad. Algunas novias son demasiado exigentes y quieren tener todo y más pero, ¿las podemos culpar? La verdad que no; es su gran día.
El problema aparece cuando las futuras novias, capaces de conseguir todo y más, se encaprichan de cosas insospechadas, auténticas locuras que muchas veces exigen algo más que esfuerzo. A continuación te contamos algunas de las más graciosas.
Conseguir unos zapatos de firma
Unos Louboutin, unos Jimmy Choo o unos Manolo Blahnik no son asequibles a todos los bolsillos, aunque muchas mujeres los deseen. En el caso de las novias de las que os hablamos no existe la cordura. Si quieren conseguirlos, harán lo que sea. Ahorrar hasta el último céntimo de sus gastos mensuales, recorrerse todos los outlet de firma de su país, estudiarse todas las webs de venta online o incluso engañar a sus padres o futuro marido con diferentes artimañas. ¿Os acordáis de todo lo que hacía Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York por conseguir sus ansiados Manolos? Pues os hablamos de algo muy parecido.
Bailey Riley Metrejean, demostró ser una novia capaz de todo para conseguir sus ansiados Louboutin:
"Hacer planes con mi madre siempre fue genial. Nos divertíamos y nos comprábamos muchas cosas, pero sin decirle a mi padre el dinero que nos gastábamos. ¡Ocultárselo hacía que fuera aún mas divertido!
Uno de los recuerdos más graciosos que tengo es de cuando engañé a mi madre para que me comprara unos Louboutin. Ella no conocía la marca y me la lleve a Saks en la Quinta Avenida, convenciéndola de que allí encontraría mis zapatos perfectos. En cuanto llegamos a la tienda, fui directa a por los que tenía fichados desde hacía tiempo y le dije: estos son perfectos. Evidentemente me pilló y me dijo: sabías perfectamente que querías estos zapatos."
Fajas Spanx para la noche de bodas
Las conocidas fajas moldeadoras Spanx son capaces de esculpir una nueva silueta, realzando las curvas de la mujer. Cuando el vestido elegido es muy ajustado, algunas novias se obsesionan con que su cuerpo se vea absolutamente perfecto y no deje salir ni un michelín.
Estas conocidas fajas no son precisamente baratas, por lo que debemos de estar muy seguras de querer gastarnos el dinero en ellas porque les vamos a dar uso. Al igual que os contábamos con los zapatos, hay novias capaces de hacer todo lo que esté en sus manos por conseguir un cuerpo Spanx.
Mary Alice Williams relataba cómo se le fue de las manos al querer tener un cuerpo perfecto en su gran día: "Gasté una fortuna en fajas Spanx Shapers. Me compre un montón de modelos y de tamaños para tener donde elegir el día de mi boda. Evidentemente, no era lo más cómodo ni bonito para llevar en mi gran día... Y no llegué a ponerme ninguna de ellas".
Organizar una boda a miles de kilómetros
A lo largo de la vida conocemos a multitud de personas que se acaban convirtiendo en amigos indispensables. En un momento tan importante en la vida como es una boda, queremos que todos, sin excepción, estén presentes. El problema se plantea cuando muchos de ellos viven en países diferentes al nuestro.
Que las damas de honor vivan a miles de kilómetros puede ser una auténtica odisea. Pero una novia capaz de hacer todo por su boda encontrará la manera de que eso no sea un impedimento. Julia Rodriguez consiguió organizar su boda perfecta a pesar de que sus damas de honor vivían repartidas por el mundo y de que casi termina al borde de la locura. Charlando con ella nos comentaba:
"La mayoría de mis mejores amigos son de Reino Unido pero, aún así, yo quería que estuvieran en mi boda. Como os podréis imaginar, quise que algunas de ellas fueran mis damas de honor. Siete de las nueve, tuvieron que volar desde diferentes países para poder estar conmigo ese día.
Coordinar una boda cuando varios de los protagonistas viven en otro país es una auténtica locura. No pude comprar mi vestido de novia con mis damas de honor, ni elegir la decoración o la lista de los regalos de boda. Pese a todo, yo quería que formaran parte de mi boda. Tuve que comprarles los vestidos de dama sin su aprobación para asegurarme de que fuera todos iguales. ¡Una auténtica locura! Y para colmo, algunos de sus vuelos se retrasaron hasta la misma mañana de la boda. Pese a todo la boda fue perfecta, aunque la organización fue una auténtica odisea".
Una propuesta... para el presupuesto de la boda
Hay novias que se toman su boda como un auténtico contrato de negocios. Como si se trataran de la mejores empresarias o abogadas del mundo, algunas de ellas pueden llegar a tener un planing de lo más detallado sobre los gastos, las flores, el menú, el vestido, los regalos, el viaje... A Avery Beaty se le fue de las manos:
"Tenía tan clara como quería que fuera mi boda, que preparé un powerpoint donde detallaba todo lo que quería y necesitaba, y su presupuesto. Era tan detallado, que incluí imágenes de bebés, frases sentimentales, gráficos de gastos... Saque a mis padres a cenar, tipo cena de negocios, y les puse la presentación en mitad del restaurante. A pesar de ser muy extensa, y bastante loca, fue un completo éxito. Conseguí casarme, ¡así que mereció la pena! " Avery Beaty
Puesta a punto a última hora
A todas las chicas nos gusta estar perfectas y mas, si se trata de nuestro gran día. Lo que debemos de tener en cuenta es que todos los cambios y mejoras físicas que nos queramos hacer para el día de la boda, no deben de realizarse los días de antes.
Un mal corte de pelo, un tinte erróneo o un tratamiento cutáneo agresivo, pueden estropear nuestro esperado día. Gabriela Casajuana se arriesgó a darse un bronceado en spray a dos días de la boda aunque, en su caso, tuvo suerte:
"Trabajé tanto el verano antes de mi boda, que no tuve la oportunidad de hacer cosas como arreglarme las uñas, cuidarme el pelo o conseguir un bronceado bonito antes de mi gran día. Dos días antes de la boda, una de mis mejores amigas y yo decidimos que no estábamos lo suficiente morenas para el gran día y nos fuimos a un centro de bronceado. Como nunca me había aplicado autobronceador en aerosol no tenía ni idea de cual iba a ser el resultado. Lo peor, era que la chica del centro llevaba sólo un mes trabajando y tenía el mismo conocimiento sobre el tema que yo. ¡Estaba temblando! Pero quería estar morena y no dudé ni un segundo. Por suerte mi piel no quedó de color naranja".
Gastarse los ahorros en perder peso
Es bastante común que las novias se pongan a dieta los meses antes de su boda o que incluso pierdan peso por el simple hecho de tener que ocuparse de tantas cosas que el cuerpo se resiente. Lo que está claro es que siempre hay que hacerlo con cabeza, alimentándose de forma sana y equilibrada, y haciendo deporte. En el caso de Natalie Cavalieri, la obsesión por ser la novia perfecta hizo que se gastara un dineral en un personal trainer:
"Pienso que todas las novias hacemos lo que sea para que nuestro día sea perfecto. Yo me gasté casi 3000 euros en un entrenador personal el año pasado. Había ganado mucho peso y pensé que era la mejor opción para perderlo y estar perfecta en mi gran día."
Brindis tras brindis
En cualquier celebración hay tener cuidado con beberse un par de copas de más y perder el control. El día de nuestra boda no solemos comer mucho porque los nervios, las prisas y las emociones nos suelen cerrar el estómago. Lucía García creía que lo tenía todo bajo control y que no iba a beber alcohol en su boda, pero no fue del todo así:
"El día de mi boda no quería beber demasiado porque quería acordarme de todo. Decidí que solo tomaría dos copas de champagne con mis damas de honor y alguna más en el momento del brindis. Me imaginé que no habría problema porque con toda la comida que habría no podía sentarme mal. Como os podréis imaginar apenas comí por los nervios y la emoción, y enseguida me emborraché. Mi boda no fue perfecta y se nos fue a todos de las manos: mi abuela no paró de beber margaritas y acabó vomitando, mis amigos se pusieron demasiado cariñosos con sus ex, la gente bailaba incoherentemente en la pista de baile, mi otra abuela estaba empeñada en que, al final de la fiesta, llevara conmigo su regalo de boda... Fue un desastre, pero me lo pasé increíblemente bien y lo recordaré siempre."
Cuidado con las antigüedades
Toda novia quiere un anillo de pedida cuando le proponen matrimonio. A veces, debido a las dificultades económicas, la joya puede no ser la soñada, pero el valor sentimental siempre es el mismo. Sharon Wendler, tenía claro que quería su anillo de diamante si o si, por lo que no dudó en convencer a su marido para que le comprara uno de segunda mano:
"Meses antes de la boda, mi futuro marido trabajaba en Richmond, por lo que vivíamos en un apartamento de alquiler, ya que era algo temporal. Para poder pagarnos la boda nosotros mismos, tuvimos que vender una motocicleta de mi marido, y comprar el anillo de pedida a un distribuidor de diamantes antiguos que mi hermana y mi cuñado conocían. Tenía casi noventa años, llevaba los anillos que vendía en los dedos y ¡tuvimos que hacer la compra en nuestra cocina! Como os imaginaréis, el aro del anillo era tan fino que un par de años después perdí el diamante y tuve que reemplazarlo".
Deslumbrante de pies a cabeza
Los meses previos a la boda pueden ser casi de locura transitoria para muchas de las novias. Lindsay McMorran se obsesionó con que su vestido fuera perfecto y se pasó horas y horas añadiéndole adornos para lucir más despampanante que nunca. El resultado final pareció pasar bastante desapercibido:
"Quería que mi vestido de novia fuera perfecto, así que lo diseñé yo misma. Una vez hecho, decidí que no brillaba lo suficiente, así que me pasé dos meses pegándole cristales y perlas para adornarlo más aún. Creo que pegué unos 300 más. Cuando terminé, estaba encantada con el resultado del vestido, el velo y los zapatos, pero el día de la boda, me dí cuenta de que tantas horas de trabajo, obsesionada por estar guapa y con clase, no se notaban en absoluto."
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Estas son sólo algunas de las locuras que son capaces de hacer las futuras novias. Y tú, ¿has sido protagonista de alguna de ellas?
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