Hace unos días se celebró en Madrid el 15 Aniversario del programa For Women in Sciencie, llevado a cabo por la Fundación L'Óreal y la UNESCO, una iniciativa para reconocer, financiar y dar visibilidad a las investigaciones de diferentes científicas. En nuestro país, este programa, en el que se dota a las ganadoras con 15.000€ para desarrollar sus proyectos, se celebra de manera anual desde el año 2000. Entre los requisitos para poder optar a esta dotación económica se encuentra el de tener un doctorado, con un mínimo de cuatro años transcurridos desde la lectura de la tesis, haber tenido estancias de al menos dos años en centros de investigación extranjeros y, por supuesto, ser mujer.
Desde Margarita Salas, la primera mujer en recibir este reconocimiento internacional, muchas han sido las científicas que han recibido este premio. Este año le toca el turno a cinco mujeres excepcionales con diferentes proyectos que tienen un fin común: contribuir al avance de la ciencia, la medicina y la sociedad. Marta Navarrete, Verónica Ayllón, María Mittelbrunn, María José Buzón y Laura Masgrau nos cuentan qué significa ser científica hoy en día en nuestro país, un trabajo que, como ellas dicen "requiere las 24 horas del día pero que, cuando lo pruebas, ya no puedes vivir sin él".
"La carrera de investigadora no es un trabajo de 9h a 17h, así que muchas veces también nos toca trabajar cuando los niños se acuestan"
Explica María José Buzón, quien no pudo asistir a la entrega de las Bolsas de Investigación porque acaba de dar a luz a su segundo hijo. Esta catalana de 36 años investiga para poder encontrar nuevas terapias que sean capaces de curar el VIH de manera definitiva. Cuando le preguntamos a estas científicas por las horas que una profesión como ésta requiere, todas coinciden: "24 horas al día". Marta Navarrete, científica extremeña de 34 años que investiga el papel de los astrocitos en los procesos de memoria y aprendizaje (Alzheimer), confiesa que la ciencia es un trabajo del que nunca logras desconectar: "Nuestro trabajo no es sólo el trabajo manual y presencial en el laboratorio (este sería de unas 10 horas al día), sino que también nos pasamos el día pensando en él. Yo tengo una libreta o el móvil al lado de mi cama. A veces me despierto con una idea en la cabeza y la apunto o me mando un email. Nunca desconectas, yo digo que la ciencia es como una droga: cuando la pruebas ya no puedes vivir sin ella".
"Tener una familia y ser investigadora es difícil de compaginar, pero se puede hacer siempre que la carga familiar no sea exclusivamente de una persona"
¿Se puede ser madre y científica a la vez? ¿La maternidad limita de algún modo esta profesión? María José afirma que para poder compaginar ambas cosas es imprescindible repartir el trabajo en casa de manera equitativa: "En mi caso, mi marido y yo compartimos todas las cargas familiares y si alguno necesita trabajar extra al llegar a casa, el otro se encarga ese día de los niños y de las tareas domesticas". Para María Mittelbrunn, quien investiga las patologías mitocondriales, las enfermedades lisomales y su relación con el envejecimiento, cree que la familia es algo totalmente necesario en esta profesión: "Las personas son más creativas cuando son capaces de desconectar, algo que a los científicos nos cuesta hacer porque estamos obsesionados con nuestros proyectos. Yo estoy convencida de que mi familia potencia mi creatividad, mi productividad y mis ganas de seguir trabajando".
Pero no todo es un camino de rosas, la familia requiere muchos sacrificios y esa es precisamente una de las razones por las que muchas científicas abandonan esta profesión, algo que explica las cifras tan bajas de mujeres investigadoras. "Las mujeres, sobre todo durante cierta etapa de nuestra vida, somos más vulnerables a caernos del sistema, todavía nos resulta difícil conciliar la vida profesional y la familiar".
En esto coincide Verónica Ayllón, quien trabaja para arrojar luz sobre una de las enfermedades consideradas como "raras", la Leucemia Megacarioblástica Aguda infantil no asociada al síndrome de Down. "Hay un solapamiento total entre la época más crucial de tu carrera profesional y el momento en el que las mujeres tenemos que tomar la decisión de ser madres. Sin el apoyo necesario a nivel institucional a muchas se les plantea una dicotomía: o eres una científica de excelencia o eres madre. Y hay muchas mujeres que se inclinan por lo segundo, ya que ven imposible conciliar un trabajo tan exigente como la investigación con criar a sus hijos de forma adecuada. Además, aún existe, y yo lo he vivido, un cierto menosprecio hacia los logros conseguidos por mujeres científicas, sobre todo si perteneces a un laboratorio dirigido por un hombre".
"El mayor problema que tenemos los científicos es nuestra gran inestabilidad laboral"
Algo que podría asociarse hoy en día a muchas profesiones, sin embargo, ya no solo triunfar, sino vivir de la ciencia se convierte en todo un reto cuando se trata de nuestro país. "Es difícil conseguir subvenciones en España: hay mucha competencia porque hay poco dinero. Muchos grupos se están quedando sin financiación del Plan Nacional, una de las convocatorias principales en España para conseguir recursos. Hay otras convocatorias, tanto nacionales como europeas, públicas y privadas, pero la competencia es todavía mucho más alta", explica Laura Masgrau, cuyas investigaciones se centran en el tratamiento del cáncer colorrectal.
"En España se educan y se forman buenísimos científicos, pero cuando son más productivos, cuando podrían revertir todo lo que se ha invertido en ellos, no tienen la oportunidad de poder trabajar"
Estas cinco científicas han estado trabajando fuera de nuestro país para desarrollar su carrera, especialmente en Estados Unidos, por eso es inevitable preguntarles qué diferencias existen en el tratamiento de la ciencia más allá de nuestras fronteras. "He tenido el placer de trabajar en el Albert Einstein College y disfrutar de cómo la gente te respeta", explica Marta. "Científicamente hablando, no he encontrado muchas diferencias, pero las infraestructuras allí son totalmente diferentes. Es todo más moderno, no tienes problemas para utilizar los aparatos que necesitas. No he oído ni un solo: no tenemos dinero, sino: ¿qué necesitas? Esto último no lo sueles escuchar en España. Allí te tratan con mucho más respeto porque entienden que somos el pilar más importante de la sociedad. Podríamos aprender de ellos".
Y es que en nuestro país parece que no nos tomamos demasiado en serio esta profesión, la cual es imprescindible en el desarrollo de la sociedad y en el avance médico y científico. Aunque no solo somos los ciudadanos quienes obviamos a veces la importancia de la ciencia, también lo hacen los políticos españoles: "En España no se tiene tanta conciencia de lo que representa el trabajo de los científicos de todas las áreas para el avance de nuestra sociedad. Los políticos que nos gobiernan no solo no comprenden este concepto, sino que muestran un total desdén y menosprecio por nuestro trabajo. Están solamente interesados por los resultados a corto plazo", afirma Verónica.
#CambiaLasCifras
Estas cinco científicas nos han demostrado que los tópicos y las barreras se pueden romper, que aunque exista poca financiación para una profesión así, aún queda esperanza y que aunque la sociedad dude de la capacidad de las mujeres para triunfar en la ciencia, siempre habrá quien demuestre lo contrario. Pero aún queda un largo camino por recorrer: a día de hoy menos del 20% de los puestos directivos en laboratorios, universidades y centros de investigación en España están ocupados por mujeres y sólo el 18% de los premios se les otorgan a ellas.
Es por eso que el programa L'Óreal-UNESCO ha lanzado el manifiesto Cambia las Cifras, que defiende la necesidad de acortar distancias entre hombres y mujeres en la ciencia, y pretende luchar contra los prejuicios para poder dar un vuelco a las cifras que, de momento, no son favorables para el sector femenino de esta profesión. Puedes unirte a él y firmarlo pinchando aquí.
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