A pesar de la disminución de la temperatura, no es necesario trasladar tus sesiones de entrenamiento al interior. Puedes llevar a cabo tus rutinas habituales al aire libre, como andar en bicicleta, caminar o correr, siempre y cuando te prepares adecuadamente. Además, esto puede resultar aún más efectivo para favorecer la pérdida de peso y fortalecer tu sistema inmunitario.
En cierta medida, el invierno puede proporcionar beneficios que no se experimentan durante el verano. Por ejemplo, el clima frío tiene el potencial de mejorar la resistencia. Con la disminución de la temperatura, el corazón no tiene que esforzarse tanto, se suda menos y se gasta menos energía, lo que implica que el ejercicio puede llevarse a cabo de manera más eficaz.
Beneficios del ejercicio bajo el frío
Investigaciones han evidenciado que realizar ejercicio en ambientes fríos puede convertir la grasa acumulada en el abdomen y los muslos en un tipo que quema calorías, lo que implica la posibilidad de perder más peso. Podrías considerar un entrenamiento invernal como una versión intensificada de tu rutina de sudor convencional. Independientemente del tipo de actividad que elijas, las bajas temperaturas intensifican el consumo de calorías.
Esta situación se debe al esfuerzo adicional que realiza el cuerpo para mantener su temperatura central. A medida que el organismo trabaja para conservar el calor, se produce un aumento en el metabolismo, lo que resulta en la quema de más calorías y grasas. Este incremento calórico adicional debería motivarte a realizar ejercicio en condiciones de frío.
Mientras avanza el invierno, la prevalencia de virus aumenta. Practicar ejercicio no solo te ayudará a combatir los síntomas de resfriados o gripe, sino que también disminuirá la probabilidad de que te veas afectada. Tu sistema inmunológico se fortalecerá, estando mejor preparado para enfrentar a invasores externos y sus molestos síntomas.
Además, esta condición climática requiere que tu cuerpo trabaje con mayor intensidad durante el entrenamiento, lo cual también tiene un impacto positivo en tu sistema cardiovascular. A medida que el corazón se esfuerza más para bombear sangre por todo el cuerpo, este entrenamiento vigoroso contribuye a mantener la salud condiciones óptimas. Dado que las enfermedades cardiovasculares representan una amenaza significativa para la salud, cualquier medida que fortalezca el corazón se considera una inteligente decisión.
Asimismo, no conviene pasar por alto el aspecto mental. La tristeza invernal, denominada científicamente trastorno afectivo estacional, se manifiesta cuando experimentas depresión y tu estado de ánimo se ve afectado a pesar de la alegría que te rodea. Este fenómeno se atribuye a la reducción de la duración de los días, lo que resulta en una menor exposición de tu cuerpo y mente a la luz y las endorfinas necesarias.
Al ejercitarte puedes elevar tu estado de ánimo en cualquier estación del año, pero tiene un impacto especialmente profundo durante el invierno al activar esas cruciales hormonas del bienestar y contrarrestar la tristeza invernal. Inclusive, estudios han demostrado que un buen régimen de ejercicio puede ser hasta cuatro veces más efectivo que la toma de antidepresivos para mejorar los síntomas de la depresión. Además de ser un eficaz estimulante, salir al aire libre en climas fríos puede contribuir a la salud de la piel al reponer sus niveles de vitamina D.
Asegúrate de calentar antes del ejercitarte durante el frío
Los músculos que están fríos tienen una mayor susceptibilidad a sufrir lesiones y distensiones, por lo tanto, es crucial asegurarse de realizar un calentamiento antes de iniciar el entrenamiento en bajas temperaturas. Es recomendable evitar comenzar con estiramientos estáticos, es decir, aquellos en los que no se mueve la parte del cuerpo mientras se estira, ya que esto podría aumentar el riesgo de lesiones. Optar por formas más dinámicas de estiramiento, que mantienen partes del cuerpo en movimiento, puede ayudar a aflojar las articulaciones, favorecer el flujo sanguíneo y calentar los músculos y tejidos.
Un calentamiento antes del ejercicio que podrías aplicar es hacer círculos con los brazos. Para realizarlo, extiendelos hacia los lados con las palmas hacia abajo, a la altura de los hombros. Inicia haciendo círculos pequeños y gradualmente agranda el movimiento hasta completar 20 repeticiones. Después, alterna de círculos grandes a pequeños y realiza otras 20.
Protégete en el invierno
Es esencial respetar las condiciones frías y prepararte adecuadamente, de la misma manera que lo harías con el calor y la humedad del verano. Se recomienda vestirse con prendas que puedas quitar y poner fácilmente según sea necesario. Inicia con una capa delgada de material sintético, como polipropileno, que ayuda a alejar el sudor del cuerpo. Luego, añade una capa de lana para proporcionar aislamiento. Es crucial evitar el algodón, ya que absorbe el sudor y puede generar sensación de frío.
Protege tus manos, pies y cabeza. Cuando hace frío, el flujo sanguíneo tiende a concentrarse en el centro del cuerpo para conservar el calor, lo que deja la cabeza, manos y pies más susceptibles al frío. Puedes utilizar guantes forrados con lana hechos de material absorbente debajo de guantes más gruesos. Asimismo, opta por calcetines gruesos y un gorro de lana, y asegúrate de usar gafas oscuras para proteger tus ojos del viento y el resplandor.
Además, es más probable que experimentes deshidratación debido a que el aire reduce la sensación de sed. Aunque es posible que no necesites la misma cantidad de líquidos que durante el verano, es crucial mantener un enfoque constante en la hidratación. Asegúrate de beber agua antes, durante y después de realizar ejercicio, y mantén una atención especial a los signos de sed.
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