Con la generalización del teletrabajo durante la pandemia fueron muchas las personas que encontraron dificultades para marcar una línea clara que diferenciase vida personal y laboral. El hecho de llevar a cabo ambas actividades desde la propia casa difuminaba los límites hasta el punto que hubo quien comenzó a percatarse de que sus jornadas de trabajo eran ahora más largas y exhaustivas que cuando acudía a la oficina.
La costumbre de trabajar más allá del horario establecido está más arraigada de lo que cabría imaginar. El término “workaholic” hace referencia a esas personas adictas al trabajo para las cuales no existe nada más en la vida. Pero sin llegar a eso extremos, también hay quien, por unas u otras razones, dedica parte de su tiempo personal a tareas que deberían limitarse al horario de trabajo.
Qué es el Leavism y qué consecuencias tiene
A esta tendencia se le ha dado en llamar Leavism, y aunque en un principio no parezca preocupante, lo cierto es que tiene consecuencias bastante serias. Se empieza por contestar algunos emails, se continúa por echar algunas horas extras, y se termina por dedicar tus días festivos o vacaciones a temas de trabajo. Y lo que es peor, todo ello sin que nadie te lo pida, simplemente por una profesionalidad mal entendida.
Para ser verdaderamente productivos necesitamos desconectar. Igual que nadie se plantea pasarse 3 o 4 días sin dormir, porque entiende que el cuerpo tiene que recuperarse, la mente necesita ese mismo periodo de relajación en la que poder olvidarse de preocupaciones y enfocarse en experiencias agradables. Cuando no respetamos esta necesidad, el sistema se va sobrecargando, y es cuando aparece el “Burnout” o síndrome del trabajador quemado, que se asocia a multitud de problemas de salud: agotamiento, insomnio, tristeza, desconcentración…
Si estos síntomas se alargan en el tiempo, las consecuencias pueden ser verdaderamente graves, llegando al trastorno de ansiedad o la depresión.
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La búsqueda incesante del éxito
En gran medida esto sucede porque vivimos en una sociedad que nos exige ser triunfadores, en la que es muy fácil caer en la trampa de buscar el éxito de manera incesante. Tenemos la percepción de que si no vivimos esa vida de ensueño que vemos en Instagram, es porque no estamos poniendo el suficiente esfuerzo para lograrlo.
Ante esto, lo más importante es redefinir el concepto de éxito y hacerlo más personal. No se trata de lograr la admiración de extraños por hacer ostentación de un determinado estilo de vida. El éxito es vivir como te hace feliz, con independencia de las consideraciones que otros puedan tener. Vivir tratando de obtener aprobación externa en lugar de hacerlo bajo tus propios valores solo te conducirá a la frustración y la tristeza.