“Hoy los pacientes con cáncer viven un poquito más que hace dos años, algo más que hace cinco y bastante más que hace diez. De seguir este ritmo, en 15-20 años su esperanza de vida podría igualarse a la del resto de la población, siempre y cuando contemos con marcadores predictivos de eficacia y toxicidad que hagan posible una medicina individualizada”. Así lo ha señalado el profesor Eduardo Díaz-Rubio, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante una conferencia en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) para analizar "El reto de la supervivencia en cáncer en el adulto desde la perspectiva del clínico".
Dado su incidencia e impacto emocional, el cáncer es un problema de salud pública, que constituye la segunda causa de muerte en la población española, después de las enfermedades cardiovasculares. “Se estima que uno de cada tres españoles sufrirá la enfermedad a lo largo de su vida. La parte buena es que la supervivencia a cinco años en nuestro país se sitúa en un 61.5%, superando a la media europea, que está en un 56%, según datos del programa EUROCARE”.
Largos supervivientes
Según explicó el profesor Eduardo Díaz-Rubio, “en la actualidad uno de los grandes retos de la oncología es la atención a los pacientes que sobreviven a la enfermedad, los largos supervivientes. De hecho el colapso que viven nuestras consultas en los servicios de oncología médica se debe en gran medida a este fenómeno”.
Este experto recordó que la Estrategia Nacional del Cáncer recoge entre los estándares de calidad de vida facilitar la atención necesaria a los pacientes y a sus familiares a lo largo de las distintas fases de la enfermedad: diagnóstico, tratamiento y en la posterior rehabilitación o fallecimiento. Asimismo, se destaca que se debe garantizar el tratamiento de las secuelas y efectos secundarios, la atención psicológica y al entorno familiar y social, la rehabilitación física y el mantenimiento de recursos sociales, laborales y económicos.
“Es indudable”, señaló este experto, “que para poder cumplir estos compromisos es preciso adecuar nuestras estructuras y contar con los recursos necesarios, además de colaborar con los distintos niveles de la atención sanitaria, y, sobre todo, con una implicación absoluta de los médicos de familia. Sólo así se podrá atender esta importante demanda. Sin embargo, la inversión económica tanto en investigación como en la asistencia a estos pacientes sigue siendo insuficiente”.
Desarrollo de fármacos
En el tratamiento del cáncer, la cirugía sigue siendo el arma más eficaz y la base del tratamiento oncológico en la mayoría de los casos. La radioterapia también ha supuesto un avance extraordinario, sobre todo cuando los tumores están localizados. “Sin embargo”, explicó el profesor Eduardo Díaz-Rubio, “no se espera que se produzcan grandes avances en los próximos años. En cuanto a los tratamientos farmacológicos, se nos presenta un futuro alentador gracias a la moderna quimioterapia y a la generación de nuevas dianas terapéuticas a través de la biología molecular. Por lo que en esta nueva era esperamos que se produzcan cambios importantes en el tratamiento del cáncer. Se puede decir que la gran alternativa es la oncofarmacogenética”.
Actualmente se están desarrollando marcadores moleculares predictivos que permitirán en un futuro aproximarnos a un tratamiento del cáncer sino individualizado al menos por grupos de pacientes. Según afirmó este experto, “en lo que se refiere a las nuevas dianas en el tratamiento del cáncer, es preciso hacer un gran esfuerzo para desarrollar marcadores predictivos de eficacia y de toxicidad. Lo que es imprescindible para llevar a cabo una medicina individualizada que determine que sólo tratemos a los pacientes que se benefician de uno u otra terapia, evitando efectos secundarios indeseables”.
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