Todo el mundo quiere alcanzar la felicidad, pero nos pasamos la vida detrás de ella con la sensación de no poder alcanzarla nunca. Esto se debe, principalmente, a que en el mundo occidental hemos asociado el concepto felicidad a las posesiones materiales. Y está más que demostrado que las necesidades y deseos son ilimitados. Tan pronto alcanzas lo que ansiabas tener, la semilla de una nueva aspiración comienza a crecer.
Pero, ¿Y si cambiásemos esa forma de entender la felicidad? Cuando dejas de pensar en términos de lo que tienes y empiezas a asociarla con lo que eres, la búsqueda de la felicidad deja de ser un proceso frustrante para convertirse en un excitante viaje. Mediante el control de su mente y la convivencia con la incomodidad, la filosofía Misogi nos enseña a abordar la vida como un trayecto de crecimiento personal del que sentirnos orgullosos.
La filosofía Misogi
El Misogi es un rito sintoísta que los monjes y samurais vienen usando desde tiempos inmemoriales. Básicamente consiste en colocarse bajo una cascada de agua fría y controlar sus reacciones mediante el dominio de la mente. La sensación es a todas luces muy desagradable, pero a través de la práctica, se consigue dominar el miedo.
Basándose en este rito el periodista y profesor universitario Michael Easter afirma haber descubierto el secreto y la esencia de la felicidad, que consiste, según su punto de vista, en abrazar la incomodidad como forma de vida para involucrarse en un proceso de mejora continua.
En otras palabras, la búsqueda de la felicidad es una carrera sin fin cuando se enfoca desde la acumulación de bienes materiales. Pero sentirnos orgullosos de nuestros logros, es algo que nadie podrá arrebatarnos nunca y que le dará un sentido a nuestra vida.
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La felicidad está en tu interior
Conseguir este objetivo no es fácil. Exige rehacer todo nuestro sistema de creencias. Nos han inculcado que la felicidad llega a través de la sencillez y la comodidad, mientras que los problemas y los desafíos nos causan ansiedad. Y es a todo esto a lo que hay que darle la vuelta.
Por tanto es necesario identificar aquellas áreas que te exigen esfuerzo y te generan incomodidad, pero no para evitarlas si no todo lo contrario, para abordarlas y superarlas. Enfrentar desafíos que estén dentro de tu alcance para experimentar el orgullo que se deriva del crecimiento personal es el camino a seguir.
¿Que cosecharás fracasos y desencantos? Por supuesto, pero esto también forma parte de ese proceso. Convertirte en alguien resiliente, que sabe gestionar la frustración convirtiendo la decepción en aprendizaje hará que al mirarte al espejo sientas la felicidad de descubrir que tu versión actual es mucho mejor que la que era en el pasado.