La hipertensión es una enfermedad crónica muy extendida que consiste en un incremento exagerado de la presión en el interior de las arterias, vasos sanguíneos que transportan la sangre a todas las partes del cuerpo.
Aunque ya hemos dicho que es una enfermedad 'silenciosa', ya que en principio es asintomática, a largo plazo puede mostrar ciertos síntomas como dolores de cabeza, vertigos, hemorragia nasal o zumbidos en los oidos.
El problema es que a largo plazo y sin tratamiento, la hipertensión arterial acaba provocando daños en diferentes órganos como el cerebro, los ojos o los riñones, y deriva en otras patologías como infartos de miocardio o ictus cerebrales.
A menudo, la hipertensión suele relacionarse con factores como la obesidad, el colesterol alto, el exceso de alcohol y de sal en las comidas o el tabaco; factores que aumentan las posibilidades de padecer las complicaciones anteriormente mencionadas.
Una vez que se detecta la enfermedad, los médicos recomiendan cambiar los hábitos de vida, buscando otros más saludables como caminar, llevar una alimentación baja en calorías y sal y rica en frutas, verduras, cereales y legumbres.
LETTER
Por otro lado, es muy importante practicar deporte de forma periódica, no excederse con el alcohol y evitar el tabaco. Además es recomendable controlar el peso, descansar y evitar situaciones estresantes.