"Relación tocino: dícese de aquella relación en la que ambas partes de la pareja se adentran en un bucle de carbohidratos y largas sesiones de películas en el sofá del que son incapaces de salir". Esta definición, nada científica e indudablemente realista, se podría aplicar a numerosas parejas. Seguro que se te viene a la mente alguna (guiño, guiño), pero el caso es que le pasa a casi todo el mundo. De repente, no sabes muy bien cómo, has ganado algún kilo desde que estás con tu chico. Pero, ¿quieres que te lo expliquemos? ¿Y quieres saber cómo evitarlo? ¡Toma nota!
1. Nos confiamos en nuestra relación
Nos pasa a nosotras, y les pasa a ellos también: vemos nuestra nueva relación como algo seguro y ya no nos preocupa demasiado que el resto del mundo nos vea atractivas. Y entonces, nos descuidamos algo más de la cuenta. En este caso, el mejor consejo que podemos darte es: lo importante es que te veas bien contigo misma, ¡no tienes que estar perfecta para los demás! Así que si te ves bien tú, adelante.
2. Piropos de él hacia ti y viceversa
Nuestro Mr. Perfecto nos quiere tanto que le va a dar igual cómo seamos. Cada día nos colma de palabras bonitas y tú a él también. Y cuando cenéis juntos te querrá ver feliz comiéndote ese brownie o ese último trozo de pizza. De hecho, va a insistir en que nos acabemos todo el plato, incluso nos instará una y otra vez a que pidamos postre.
Tal vez él tenga un metabolismo más agradecido, pero si no es tu caso y quieres cuidar más la línea, recuerda dejar de comer cuando ya no tengas hambre. La mayoría de las veces, estamos ya saciadas para el postre, pero pedimos más por pura ansia o porque comemos con la mirada...
Así que por mucho que pienses que estás en alguna de estas películas viviendo la historia más romántica del universo, ¡no te comas hasta los títulos de crédito!
3. Los complejos disminuyen
Cuando cogemos confianza con nuestro chico, nuestros complejos disminuyen poco a poco. Porque los complejos están en nuestra mente y no en nuestro físico y, para cuando se consolide tu relación, él ya te habrá hecho ver lo mucho que le excitas, ya te habrá visto desnuda y sabrás que sigues gustándole tanto o más.
En una relación, todo se vuelve más fácil. Y al sentirnos más seguras con nosotras mismas nos tomamos más libertades con las comidas y puede que seamos más perezosas para hacer ejercicio. Aunque es una actitud muy cómoda y él te hace sentir a las mil maravillas, recuerda que querrás estar junto a él muchos años, ¡así que sigue cuidándote!
4. Adiós al tiempo para practicar deporte
De repente quieres pasar todo el tiempo con tu chico y eso te obliga a quitarte de hacer otras actividades... Casualmente, ¡el gimnasio siempre es lo primero en caerse de la lista! Es totalmente lógico, ¿quién quiere matarse a correr cuando puede estar en una terraza tomando algo con él?
En este sentido, la solución es muy clara: haz deporte con él. Hay numerosas actividades que podrás hacer en pareja y que se pueden convertir en planes de lo más divertidos, como salir a correr, jugar al tenis, hacer senderismo... Pero si no os gusta demasiado, hay una alternativa mucho más fácil. Puedes dar largos paseos con él, ir algún día a la piscina juntos y nadar un rato o, el mejor de todos, practicar sexo. Todo sea por el deporte.
También puedes compartir alguna playlist con canciones para correr sincronizados e igual de motivados... ¡Seguro que ese punto extra de compenetración os ayuda!
5. Cenas, cenas y más cenas
Y cuando no son cenas, son comidas o meriendas. Ir a restaurantes o a bares con encanto con tu chico va a pasar a ser una de tus actividades favoritas. Italianos, hamburgueserías, franceses, japoneses... En poco tiempo serás una experta en la oferta culinaria de tu ciudad y alrededores. En este caso, te va a tocar compensar si estás interesada en cuidar la línea. Opta en las cenas por las opciones más ligeras del menú, elige ensalada de entrante o acompañamiento en vez de patatas fritas, prepara una saludable cena en casa... ¡No será por falta de oportunidades!
6. El sofá, la tercera parte de la relación
Cuando estás inmersa en una relación, lo único que te apetece en muchas ocasiones es acurrucarte con tu chico en el sofá con unas cuantas pelis o series y un buen bol de palomitas y frutos secos. Sabemos el placer que causa, así que nunca te diremos que no lo hagas o podremos culparte por hacerlo, pero no dejes que se convierta en la costumbre de todos los fines de semana. Porque sabemos que las películas de amor son una perdición... Pero tienes que aprender a controlarlo.
Planea escapadas a pueblos de tu alrededor, días en la sierra al aire libre o, simplemente, llévale un día al rastro, a ese mercadillo solidario que han puesto en tu barrio o a dar un paseo por el centro. ¡En movimiento!
7. Vacaciones llenas de comodidades
A veces, cuando estamos en pareja, nos acostumbramos a unas vacaciones de lujo: hoteles caros, restaurantes de renombre, días de sol y playa... Estos planes más tranquilos hacen que nos movamos menos y, por lo tanto, suelen ser una ayuda extra para coger algún kilo de más.
Cuando te vas con tus amigas de vacaciones es diferente: siempre hay alguna amiga que se preocupa más por comer algo saludable y también salís de fiesta a bailar y quemáis algunos de los excesos del viaje... Pero con tu chico, estar simplemente tumbados en la cama puede ser el plan perfecto.
Por eso, nuestro consejo es que disfrutes al máximo de tu pareja pero también aprendas a cuidarte, más que por gustar a los demás o por entrar en una 38, porque hacer algo de deporte y llevar una alimentación saludable es la clave para vivir muchísimos años y poder disfrutar de tu pareja todo el tiempo del mundo. Y eso compensa, te lo aseguramos.
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