Además de que tu factura del gas o la luz será mucho más elevada, no hay que olvidar lo perjudicial que puede ser esta práctica para la calidad del sueño de los más frioleros.
Los expertos señalan que dormir con una temperatura excesivamente alta disminuye la producción natural de melatonina, una hormona clave que regula el ciclo sueño-vigilia. La melatonina es liberada por la glándula pineal en respuesta a la oscuridad, y su producción generalmente aumenta en la noche para inducir el sueño. Para optimizar la producción de melatonina y favorecer un sueño saludable, se recomienda mantener la habitación a una temperatura fresca y confortable, generalmente entre 18-21 grados Celsius.
Influencia de la temperatura en la producción de la melatonina
- Temperatura Corporal Central: La temperatura corporal central está estrechamente relacionada con la producción de melatonina. La melatonina suele comenzar a liberarse cuando la temperatura corporal central disminuye, lo cual es una señal de que es hora de dormir. Ambientes más frescos pueden facilitar la disminución de la temperatura corporal y, por ende, favorecer la producción de melatonina.
- Confort Térmico: Un ambiente demasiado cálido puede interferir con el proceso natural de enfriamiento del cuerpo necesario para el inicio del sueño. Si el cuerpo no puede enfriarse adecuadamente, puede haber dificultades para conciliar el sueño y para alcanzar niveles óptimos de melatonina.
- Ritmo Circadiano: La temperatura ambiente también puede influir en el ritmo circadiano, que es regulado en parte por la liberación de melatonina. Exposición a temperaturas cálidas durante la noche y ambientes más frescos durante la mañana pueden ayudar a mantener un ritmo circadiano saludable.
¿Qué ocurre si se afecta el ciclo circadiano?
El ritmo circadiano es un ciclo biológico de aproximadamente 24 horas que regula numerosos procesos fisiológicos y conductuales. El ciclo biológico está influenciado principalmente por la luz y la oscuridad en el entorno, y está controlado por un reloj biológico interno. Alterar la temperatura del entorno por las noches afecta al ritmo circadiano, lo que influye en el rendimiento cognitivo y físico, afectando la alerta, la concentración y la capacidad de realizar tareas específicas en momentos determinados del día.
Tener la calefacción encendida durante la noche se puede traducir en dolores de cabeza, dificultades para concentrarse, fatiga, cansancio y despertares más complicados. Además la calefacción a menudo reduce la humedad del aire. Un ambiente muy seco puede provocar sequedad en la piel y las vías respiratorias.
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