Grandes temas que solucionar en el trabajo, mucha responsabilidad, mal ambiente laboral o en la familia, malas ideas, café, alcohol, tabaco, falta de sueño, problemas personales, preocupaciones... El estrés puede ser consecuencia tanto de preocupaciones de peso como de disgustos cotidianos.
No afecta igual a todos los individuos. Los elementos que no podemos controlar también suelen provocar reacciones angustiosas. Así pues, las causas y el origen del estrés son múltiples. Pero hay una cosa segura, la mayoría de las veces, el estrés se ubica en la cabeza. Así que el primer paso es aprender a dejar a un lado las preocupaciones y a relajarse una vez haya pasado la tormenta. ¡Una ayudita siempre será bienvenida!
Las repercusiones del estrés en la pareja
Aunque las consecuencias del estrés no sean las mismas para todo el mundo, hay unos síntomas que se reconocen con rapidez: la fatiga, la inquietud, estar huraño, irritable y casi agresivo, con la necesidad de desahogarse. Físicamente se reconoce por la aceleración del ritmo cardíaco, una respiración cambiante, y un sueño cada vez más problemático... Sufrir de estrés exige mucha energía física y mental. Y esto agota.
A menudo se acusa al estrés de inhibir las capacidades del individuo estresado y de evitar que realice los proyectos en curso. Sin embargo, en otros crea el efecto contrario. El estrés les permite conseguir lo que sea, pues les pone en un estadio de desafío y les aporta una fuente suplementaria de motivación. No obstante, en todos los casos permanecer anclado en un período prolongado de estrés sólo puede provocar efectos nocivos y poner en riesgo la salud física y mental de afectado.
Aliviar el estrés
Primordial: dejarle espacio para que respire. No sirve de nada saltarle encima en cuanto entre por la puerta. Lo más importante es intercambiar ideas y hacerle entrar en una burbuja zen. ¡Debe relajarse! Toma la iniciativa y sugiérele que haga un poco de deporte, le será muy beneficioso. La actividad muscular lo liberará y lo obligará a relajarse aunque sea de forma inconsciente.
Para que se olvide del estrés, motívalo para que salga a airearse: ocio de todo tipo, cine, salidas con amigos. Oblígalo a que modifique su rutina diaria, que sólo le ayuda a hundirse en el estrés. ¿Por qué no aprovechar la pausa del desayuno para reunirse con los amigos o por qué no hacer un paréntesis después del trabajo, antes de ir a casa, para respirar? Hazle hablar para se le libere y explícale que debe aprender a relativizar los avatares de la vida.
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Si aún así el estrés se hace persistente y se vuelve demasiado dañino, que pruebe a seguir terapias breves como la acupuntura, la hipnosis o la sofrología.