En algunos años, los sustitutos de comidas se han impuesto en el mercado de la delgadez. ¿Qué son? ¿A quién se dirigen? ¿Cómo se utilizan? ¿Son eficaces? Pongamos los puntos sobre las íes.
Definición
Presentados en forma de bebidas, cremas, polvos para diluir, galletas, barras o incluso sopas, los sustitutos de comida no son alimentos ni medicinas, sino productos dietéticos (o de régimen) formuladas según una reglamentación precisa.
Sirven para reemplazar una o varias comidas en el marco del control del peso. Poco calóricos (de 200 a 400 Kcal por dosis), contienen muchas proteínas para el mantenimiento de la masa muscular, suficientes glúcidos lentos para una energía duradera, un poco de lípidos para los ácidos grasos esenciales y fibras para la saciedad. Con el fin de prevenir las carencias observadas en los regímenes, cada sustituto de comida proporciona, al menos, el 30% del aporte recomendado de vitaminas y minerales.
Su objetivo es ayudar a las personas que quieren perder peso a respetar un régimen hipocalórico, con una aportación única y calibrada. También podemos recurrir a ellos puntualmente, para recuperar el peso sin iniciar un programa de adelgazamiento.
Hasta en el marco de un régimen de adelgazamiento, es preferible limitar el consumo de los sustitutos a una o dos comidas por día, y prever otras comidas equilibradas. Se deben consumir con una bebida para hidratar el organismo, así como con un producto lácteo y verduras o una fruta para aumentar el bol alimentario y saciar durante tiempo.
Ventajas
- Los sustitutos de comidas provocan una pérdida de peso importante y casi inmediata. En este sentido, representan una ayuda interesante para empezar y motivar un adelgazamiento.
- Puntualmente, son eficaces para completar o sustituir una comida que sin ellos se habría saltado.
- Según la marca, su uso puede ser más barato que desayunar fuera o dentro de casa.
- Son muy fáciles de utilizar.
Inconvenientes
- Provocan frustración. Además de la falta de textura y sabor, los sustitutos no dan la impresión de hacer una verdadera comida, sabrosa y agradable. Su utilización puede deprimir o dar ganas de picar
- No sacian durante mucho tiempo. Las preparaciones, la mayoría de las veces líquidas, en cremas, purés o sopas, no proporcionan saciedad: no se mastican para tragarlas y ocupan poco volumen en el estómago.
- Pueden provocar carencias. Algunos sustitutos son ricos en micronutrientes, mientras que otros contienen pocos. Utilizados a corto plazo no provocan carencias vitamínicas. A largo plazo, en cambio, puede ser preferible suplementarlos.
- No contribuyen en la educación nutricional. Los sustitutos no enseñan a adelgazar o a mantener el peso con alimentos corrientes, ni a adoptar una alimentación sana y equilibrada.
- Favorecen el efecto yoyo. Si, tras su consumo, no se realiza ningún cambio del modo alimentario, los kilos se recuperan automáticamente. Sobre todo después de un período así de frustración.
Conclusión
En la medida en que permiten perder peso rápidamente sin provocar carencias, los sustitutos de comida pueden representar un empujoncito para adelgazar.
Aun siendo parte integral de un régimen hipocalórico estricto, no son aconsejados para las personas que tienen poco tono o ánimo. Por su lado monótono y repetitivo, también se desaconseja a las personas poco motivadas y con mucha hambre.
Cualquiera que sea el lugar de compra (farmacias, grandes superficies, tiendas especializadas, venta por correo), es indispensable leer la composición obligatoriamente indicada sobre el envase de los sustitutos de comida.
Lo ideal es optar por los ricos en proteínas (de 15 a 20 g por dosis), que contengan bastantes glúcidos de IG bajo (de 20 a 30 g por dosis), pero pocos lípidos (aproximadamente 6 g por dosis), y vitaminas, minerales y fibras en cantidades interesantes.
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Un régimen de este tipo no debe seguirse durante más de tres semanas sin control médico.