Entre las habilidades que se entrenan con la terapia visual figuran: la agudeza visual, los movimientos oculares (seguimientos, sacádicos y fijaciones, fundamentales para una correcta lectura), la focalización (amplitud, flexibilidad y estabilización), las funciones binoculares (los tres grados de fusión y las vergencias a todas las distancias y áreas del espacio) y otras habilidades relacionadas con la percepción, la integración ordenada y la visualización.
Síntomas en el día a día
Tener una buena vista no es sinónimo de buen rendimiento. Un profesional o un estudiante, por ejemplo, puede tener capacidad para ver objetos muy pequeños a todas las distancias y sin embargo, tener problemas para ver de modo eficiente de cerca durante una exposición prolongada de tiempo. Acercarse demasiado a lo que se está leyendo o escribiendo, ladear la cabeza al escribir, seguir con el dedo la lectura, saltarse líneas y cansarse rápidamente o tener problemas de comprensión, son algunos de los síntomas asociados a un deficiente rendimiento visual. El entrenamiento visual puede aplicarse para mejorar las habilidades visuales como un complemento a otros elementos de compensación, como gafas y lentes de contacto.
La terapia visual está especialmente indicada para casos de:
- Rendimiento escolar: el 33% de los casos de fracaso escolar que se producen en España se deben a problemas en la visión, según datos del Ministerio de Educación recogidos en el informe ‘Datos y cifras. Estos problemas pueden estar directamente relacionados con un mal rendimiento visual: hay niños que son incapaces de estar mirando cómodamente de cerca durante un tiempo porque tienen unos movimientos oculares deficientes, una focalización fluctuante y una percepción inestable aunque tengan una buena agudeza visual.
- Miopías evolutivas: la mayoría de los casos de este tipo de ametropía se desarrolla porque la demanda de visión en distancias cortas es superior a la capacidad que puede dar el sistema visual. Aunque la consecuencia de una miopización, es la pérdida de agudeza visual de lejos, la causa suele estar en la visión próxima. Con las compensaciones ópticas adecuadas y el entrenamiento visual, los miopes evolutivos pueden frenar la velocidad de su progresión miópica.
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- Ambliopía u ojo vago y estrabismos: además de mejorar la agudeza visual, se trabaja en la fusión o unión perceptual y en la sincronización de ambos ojos para evitar retrocesos y optimizar el rendimiento visual. Son estos casos, junto a las disfunciones visuales derivadas de traumatismos oculares, en los que el tratamiento puede tener una duración mayor: frecuentemente entre un año y un año y medio, aunque el paciente comienza a notar una mejoría entre el segundo y el tercer mes de tratamiento.