El rol de la mujer ha evolucionado, sobre todo en este último siglo. El ideal de vida femenino era el de esposa y madre, es decir, que si una mujer no estaba con un hombre no se sentiría realizada y feliz. Por suerte, los tiempos han cambiado y la situación de la mujer queda lejos de esa idea de mujer tradicional.
La mentalidad y los modelos familiares han cambiado, pero ciertas áreas como la publicidad, la literatura, el cine o simplemente la influencia que ejercen personas a nuestro alrededor algo más tradicionales, no dejan de bombardear con una idea en concreto: que la felicidad de la mujer se encuentra en el matrimonio. Es decir, que sólo se podrá sentir realizada si tiene una pareja a su lado.
Los síntomas del síndrome de la cama vacía
Mujeres de más de 30 años, con carrera, máster, con un buen trabajo y con exitosos logros profesionales. Normalmente sin pareja, pero en ocasiones junto a una persona a la que han elegido más por necesidad que por amor o conexión real. Mujeres que viven la soledad como un castigo y que se sienten desprotegidas y tristes cuando están en casa y tienen que dormir solas. Este sentimiento de soledad e incluso de frustración por el hecho de no tener pareja es la base del síndrome de la cama vacía.
Este tipo de temas siempre juega un poco con el machismo aún presente en la sociedad. Debemos recordar que aún persiste el horrible término de "solterona" para referirse a una mujer mayor sin pareja, mientras que la palabra equivalente para los hombres no existe. ¿Alguien ha escuchado que alguna vez se llame "solterón" a un hombre que está solo? No, ¿verdad?
Las mujeres que sufren este síndrome llegan a preguntarse a sí mismas si están solas debido a que son muy selectivas o su forma de ser es muy independiente y, por lo tanto, asustan a quienes se plantean tener una relación con ellas. Surge el pensamiento de que no son suficientemente buenas y nace la inseguridad, por lo que, en muchas ocasiones, acaban iniciando una relación sólo por la presión social.
No se sabe con seguridad la cantidad de mujeres que lo padecen, no hay estadísticas y muchas son reacias a contarlo cuando acuden a una consulta. Al parecer, es más frecuente que surja cuando se ha salido de una relación, las emociones se desestabilizan y crece la inseguridad en una misma.
La solución es sencilla pero al mismo tiempo complicada. Lo principal es ganar seguridad en nosotras mismas y empezar a ver que la soltería no es un mal divino, sino una parte más de nuestra vida que puede llegar a ser incluso saludable. Estar solas puede suponer un tiempo para conocer mejor nuestras necesidades y explorar qué es lo que queremos y qué no, pensar en cuáles son nuestros verdaderos deseos y metas en la vida.
Lo que hay que conseguir es olvidar los mensajes que lanzan los medios o incluso algunos conocidos y tratar de fortalecer la autoestima, salir de la rutina que una se autoimpone y realizar las actividades que siempre has querido hacer, sean las que sean. Se puede empezar por ejercicios que estimulen la creatividad y olvídate del "qué dirán". Puedes plantearte proyectos que tenías olvidados u otros nuevos a los que te quieras enfrentar.
Y no te olvides de que lo más importante es tu bienestar. Piensa en ti y ten claro que tu felicidad no depende de tener a alguien a tu lado, sino de aceptarte y estar a gusto contigo misma tal y como eres.
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