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10 momentos incómodos por los que todas pasamos en la consulta del ginecólogo

por Bechra Dominguez ,
10 momentos incómodos por los que todas pasamos en la consulta del ginecólogo© iStock

Tanto si acudes con frecuencia como si es tu primera visita, a todas se nos pasan miles de cosas por la cabeza cuando visitamos la consulta del ginecólogo. Apostamos a que te sientes identificada con alguna de las situaciones que vienen a continuación. ¡Nosotras te entendemos!

Índice
  1. · Que no te dé tiempo a depilarte
  2. · Llegar a la consulta y que te atienda un sustituto
  3. · Darte cuenta de que tu ropa interior no es presentable
  4. · Preferir que te vea una mujer
  5. · Que tu médico te hable del tiempo
  6. · Mentir sobre si estás relajada
  7. · Que la consulta parezca la recepción de urgencias
  8. · El turno de las preguntas incómodas
  9. · Que te regañen
  10. · Tener miedo de los resultados

Más tarde o más temprano, llega el momento de mirar la agenda y comprobar que, efectivamente, hoy tienes cita con el ginecólogo. ¡Qué pereza! Sabes que es algo que tienes que hacer, pero no es tu actividad favorita. Aunque podrías verlo como una visita médica más, se trata de mostrar tus partes íntimas, algo que, a algunas más que a otras, nos sigue dando algo de corte.

Son muchas las preguntas que resuenan en nuestra cabeza cuando vamos de camino a la consulta. ¿Seguro que estoy bien depilada? ¿Me preguntará detalles de mi vida sexual? Seguro que has vivido alguna de estas situaciones en tu visita habitual al ginecólogo. Y si no, al tiempo.

1. Que no te dé tiempo a depilarte

Te aseguro que de lo último que se está preocupando tu médico es qué tal llevas hecha la cera. Aún así, llevar bien depiladas las piernas y nuestra zona íntima es una preocupación muy común por parte de todas. Ya es hora de quitarnos el complejo de ir perfectas a todas partes. Al fin y al cabo, es un cuerpo humano, ¿no? Si el pelo está ahí es por algo. De hecho, muchos médicos te recomendarán tener algo de vello en la zona genital para prevenir infecciones.

2. Llegar a la consulta y que te atienda un sustituto

Ir al ginecólogo o a la matrona es menos dramático si ya conoces a un profesional de confianza, que te ha visto en otras ocasiones. Pero ¿y cuándo éste no puede atenderte? En el peor de los casos, te encontrarás a un joven médico dispuesto a aprender y, ¡horror! De lo más atractivo. ¡Vaya corte!

3. Darte cuenta de que tu ropa interior no es presentable

Con las prisas, esta mañana has cogido las primeras braguitas que has pillado de tu cajón, sin darte cuenta de que llevas la peor versión de ti misma. Un par de usos más y las habrías tirado, pero ahora toca mostrárselas a tu médico. ¡Qué descuido! Al final, el profesional que te atienda tampoco se va a parar a fijarse en qué ropa llevas. Pero nosotras no podemos evitar preocuparnos más que si tuviéramos una cita con nuestro chico.

4. Preferir que te vea una mujer

Si no tienes a un profesional de confianza o es la primera vez que asistes, es normal preferir que te atienda una mujer. Pensamos que así nos dará menos vergüenza que nos revise nuestras partes íntimas. Lo hemos sentido todas, pero tienes que cambiar de chip. ¡Esas ideas son agua pasada!

Debes saber que todos y cada uno de los profesionales de la salud están para cuidar de ti, independientemente de que sean hombres o mujeres. Sea quién sea quien te atienda, piensa que es su trabajo, y que está acostumbrado a ver estas cosas todos los días. ¡Para él solo eres parte de la rutina!

5. Que tu médico te hable del tiempo

No hay nada peor que las típicas conversaciones banales que te saca tu ginecólogo mientras está ahí abajo realizando su trabajo. "El tiempo está loco, ¿verdad?". Tu cara es un poema mientras miras hacia el techo con las piernas abiertas y le escuchas hablar de cómo le va en el cole a su hijo, o te pregunta qué hiciste el fin de semana. ¡Incomodidad máxima! Lo que no sabes es que seguramente tu médico te saque estos temas para que te relajes y te sientas en confianza. ¡Es un profesional!

6. Mentir sobre si estás relajada

Aunque lo intentemos, relajarnos en el ginecólogo es tarea imposible. No te engañes, el médico nota si estás tranquila o no. Los músculos deben relajarse para realizar algunos de los procedimientos más habituales, como la citología o prueba de Papanicolau. Es normal sentir una ligera presión, pero no suele hacer daño. Aún así, ¡somos incapaces de disimular la tensión!

7. Que la consulta parezca la recepción de urgencias

Aunque preferirías tener intimidad con el ginecólogo, siempre hay alguna enfermera o personal de hospital que irrumpe en la consulta para cualquier gestión o, simplemente, para cualquier cosa que puedas necesitar. Lo hacen por tu bien, pero tú no puedes evitar sentirte observada. ¡Que deje de entrar gente ya!

8. El turno de las preguntas incómodas

Está claro que nadie quiere meterse en tu vida personal, pero el doctor necesitará recopilar cierta información para mantenerte a salvo de Infecciones de Transmisión Sexual u otras patologías de las que puedas contagiarte, como alguna variante del Virus del Papiloma Humano (VPH).

Acéptalo: preguntas cómo qué clase de protección usas o con cuántas parejas has estado son cosas que no sólo te incumben a ti, sino también a tu médico. Eso sí, a quien puede que no le interese es a esa amiga cotilla que te ha acompañado a la consulta. Si no estás cómoda ante esta clase de preguntas, no tengas problema en estar tú sola en la visita.

9. Que te regañen

No siempre lo hacemos bien a la hora de cuidar nuestra salud sexual. La importancia de protegerte bien si tienes varias parejas sexuales, tratarte mal unos hongos, hacer un mal uso de los anticonceptivos... Seguro que estas situaciones pueden dar lugar a una pequeña charla por parte de tu médico. Puede que te sientas como una niña cuando el profesor la regaña, pero es por tu bien.

10. Tener miedo de los resultados

Puede que suene imponente tener que realizarte una prueba para descartar lesiones cancerosas, como el cáncer de cérvix, o una exploración de mamas para cerciorarse de que no existen bultos indeseados. Pero no debemos tener miedo de realizarnos revisiones periódicas, todo lo contrario. ¡Pueden salvar vidas!

Si acudes al ginecólogo con frecuencia, alrededor de una vez al año, lo estás haciendo bien. ¡Sigue así! Y deja la vergüenza para otro momento. Cuidar tu salud sexual también forma parte de un estilo de vida saludable. ¿Quieres sentirte bien y llevar una vida sana? Aquí tienes 25 consejos que te inspirarán para conseguirlo.

Más informaciones en el Manual básico de Obstetricia y Ginecología

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Bechra Dominguez
Bechra Domínguez es redactora en enFemenino. Se graduó en Literatura en la Universidad de París 13 y desde entonces ha trabajado en comunicación y prensa digital. Se ha especializado en …
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