La clave está en empezar poco a poco. La soledad no siempre se experimenta de manera positiva. A veces, y para ciertas personas, puede conllevar sentimientos de aislamiento. Es como la comida, la cantidad y la calidad cuentan para estar bien nutrido. Pues con los espacios en solitario pasa lo mismo.
Hay una diferencia entre la soledad deliberadamente elegida y la soledad impuesta. Ambas tienen la capacidad de ofrecer beneficios, pero la soledad impuesta nos puede parecer un castigo y quien la padece, se siente como una especie en peligro de extinción o como si tuviese algún defecto, si no tiene a nadie con quien compartir su tiempo, sobre todo, desde que en las redes sociales no paramos de ver lo bien que lo pasa todo el mundo de viaje, cenando por ahí o de fiesta.
Si no estás acostumbrada a estar sola, es decir sin ningún aparato electrónico ni una persona a tu alrededor, empieza despacio. Puedes empezar sacando media hora de tu tiempo al día. Por ejemplo, desayunar, comer o cenar tranquilamente tú sola.
Toma ejemplo de los grandes maestros
Los grandes gurús espirituales han tenido experiencias reveladoras o transformadoras en soledad. Espiritualmente, estar solo te acerca más a tu yo interior, y con ello accedes más fácilmente a los aspectos más creativos e intuitivos de ti misma.
Regalarte tu propio tiempo y energía es algo que aprenderás a valorar por encima de otras cosas y con el tiempo nada te hará renunciar a tu propio espacio de conversación contigo misma.
Beneficios de pasar momentos en soledad
- Te concedes libertad de pensamiento y acción porque no tienes que gustar a nadie.
- Aumentas tu creatividad y puedes encontrar soluciones a tus preocupaciones.
- Dispones de un tiempo para dejar volar a la imaginación hacia tus proyectos y soñar.
- Enriqueces tus relaciones con los demás, proporcionándote perspectiva, lo que mejorará la intimidad y fomentará la empatía con las personas de tu entorno.
- Es necesario para tu desarrollo y crecimiento interno como ser humano.
- Te ayuda a escuchar tu propia voz, a confiar en ti misma y en las decisiones que deseas tomar.
- Te permite descansar de la tiranía de la conexión continua actual.
- Te permite tener una relación sana contigo misma y, por lo tanto, con los demás.
Las personas ya somos seres completos solos, pero también somos seres sociales, y es cierto que en la actualidad cuesta mucho más estar solo que acompañado. Puedes sentir ansiedad al reservarte un espacio para ti, pero debemos pasar tiempo con nosotras mismas para saber cómo nos gustan las cosas, más allá de cómo nos gustan por deseo del grupo social al que pertenecemos o de la moda del momento.
Cómo en la película Novia a la fuga para ser únicas, debemos pasar tiempo paseando, leyendo, escuchándonos y averiguando cómo nos gustan los huevos: fritos, hervidos o a la Benedictine. Al final verás que, si te gusta tu compañía y sabes cómo quieres las cosas, te será mucho más fácil encontrar amigos o una pareja afín a ti. Dedicándonos un pequeño tiempo en soledad encontraremos más fácilmente el placer de la compañía. ¡Así es la paradoja de la vida!
Articulo elaborado en colaboración con Roser de Tienda, doctora quiropráctica con especialidad en salud de la mujer y los niños.
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