Llega el verano y con él, las deseadas vacaciones. Más tiempo para relacionarnos con personas que apreciamos pero que el día a día nos dificulta verlas. Planificamos reencuentros para contarnos las experiencias más relevantes, las inquietudes, los sueños, las angustias..., esperando que desde la energía de la amistad y el aprecio de esas personas, se nos hagan más livianas.
Las vacaciones nos darán la oportunidad de poder disfrutar sin prisas de lo cotidiano: un desayuno, planificar las vacaciones con calma, estar en casa, buscar, por fin, ese libro que lleva meses escrito en nuestras notas, pasear a nuestras mascotas a su ritmo, no al de nuestras habituales prisas, realizar pequeñas compras, ver la película que nuestros amigos comentan, tomar un aperitivo en la calle, dejando pasar la vida, observándola desde la contemplación de un tiempo que parece transcurrir más lento y consciente... Probablemente en medio de todos esos pequeños–grandes planes está cuidarte, regalarte algún mimo extraordinario, un tiempo sólo para ti. Permitiéndote algo que te gusta: un masaje, un spa, una sesión de belleza. Algún tipo de auto-regalo que quepa en un huequito del día.
¿Te has planteado regalarte conciencia?
En esa lista de auto-regalos. ¿Te has planteado regalarte conciencia? Una experiencia a solas, para ti, desde ti. Una conversación contigo misma sobre tus inquietudes y anhelos, miedos y fortalezas, sobre alguna decisión que te ocupa y preocupa. Te propongo que tomes un café contigo misma. No se trata de desayunar fuera de casa ojeando la prensa o las redes sociales. Se trata de conectarte contigo misma, desde el silencio interior, acallando los estímulos externos, se trata de mirarte en el interior, preguntarte, responderte. ¿Quién puede tener mejores respuestas o consejos para ti, que tú misma? La mejor versión de ti misma, el lugar de ti en el que reside la tranquilidad, la calma, la esperanza y por ende, las respuestas que días atrás no hallabas.
Te propongo una cita con tu mejor paisaje, tu lugar idílico interior, tus mejores vistas, encontrar en ti, algo de lo que pedimos a las vacaciones.
¿Cómo escucharse a una misma? Un ejercicio que te ayudará
El viaje a este lugar comienza al salir de casa. Camina más despacio de lo habitual, prestando atención a tus movimientos, un paso tras otro, observando cómo pisas, cómo sientes la tierra en tus pies, el roce de tu ropa, el peso de tu bolso, el olor de tu perfume, la temperatura en tu piel, la luz en tus ojos. Llevando la atención a tu cuerpo, obviando estímulos externos como escaparates, sonidos de tráfico o las personas con las que te cruzas.
Al llegar al lugar eliges la mesa, donde tendrás tu cita, llevando la atención a tu mente, ¿qué criterios has seguido para elegir ese lugar? Conversas poco, simplemente pides tu consumición. Ya la tienes servida, entonces llevas tu atención al tacto, ¿cómo es la superficie que tocas? Recréate. Has expandido la sensibilidad de las yemas de tus dedos.
Comienzas tu café, primero un pequeño sorbo, para que el sabor quede registrado en tu memoria, pues cada alimento tiene una diferencia sutil de los demás. Deja que tu boca juegue con el líquido, que todas las partes de tu lengua, donde destaca el sabor dulce, amargo o ácido puedan identificarlo. Toma un segundo sorbo más largo, igual de consciente, así podrás comprobar que el sabor y la sensación son más intensos. Toda tu atención está de nuevo en tu cuerpo, en sus sensaciones, en su manera de expresar esas sensaciones a través de los sentidos. Desde este bienestar corporal consciente, ha llegado ya tu cita: eres tú.
Ahora, con la atención repartida entre tu mente y tu cuerpo, hazte las preguntas, aquellas que le harías a una buena amiga a la que no ves desde hace tiempo. Cuéntate: ¿qué ha pasado importante en tu vida durante este tiempo? ¿Qué cambios has realizado? ¿Qué cambios que deseas en tu vida aún no han llegado? ¿Has conocido nuevas personas? ¿Te has atrevido a alejarte de las que consideras tóxicas? ¿Qué planes te ilusionan? ¿Qué habita en tu vida que te gusta mucho?
Para dar más profundidad a esta conversación, puedes escribir las respuestas en un lugar especial (una libreta nueva, por ejemplo) que hayas seleccionado anteriormente, con tu pluma o bolígrafo preferido, llevando de nuevo la atención al tacto del papel, a la vista, al releer tus palabras, a las emociones que se despiertan en esa cita increíble.
La mejor cita de las vacaciones, una cita de amor: amor por ti misma, contigo misma, conexión con tu autoestima o con la falta de ella. ¡No importa! Suceda lo que suceda en tu interior, dale la bienvenida, pues viene a traerte nueva información ahora que has decidido escucharte, probablemente recibirás el premio de concertar una cita a ciegas, con esas partes de ti que aún no conocías, pero por las que sentías atracción.
Toma un café contigo misma. Puede ser la mejor cita de tus vacaciones, la que inicie una de las historias de felicidad más relevantes de tu vida.
Contenido elaborado en colaboración con Alicia Aradilla, socióloga y experta en neurolingüística.
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