En los tiempos que corren resulta muy habitual que bajo etiquetas o hashtag como #foodie o #foodporn aparezcan un buen número de imágenes en Instagram: desayunos perfectamente simétricos y equilibrados siempre en plano cenital, ensaladas que parecen una verdadera obra de arte o jugosas hamburguesas a las que no podríamos decirles que no. Pero, ¿qué ocurre cuando unimos a estas comidas la imagen de un tierno cachorrito? ¡Nos morimos de amor!
Alrededor de 35.000 seguidores no pierden detalle de las hazañas del pequeño Popeye en su cuenta de Instagram. Y es que, aunque él no disfrute de la comida junto a la que posa, debemos reconocer que no tiene nada que envidiar a los foodies que nos muestran su pasión por la gastronomía a través de las redes sociales, ¿verdad? Además de posar, Popeye de adapta a cada una de sus comidas gracias a una indumentaria especialmente pensada para la ocasión.
Pero la mejor parte de la historia de Popeye es, sin duda, la humanidad que encierra: los dueños de esta mascota que son además los fotógrafos oficiales del cachorro, se encontraron al pequeñín abandonado. Después de unos meses de cuidados y muchos mimos, decidieron lanzarse a esta curiosa aventura y, ¿para qué negarlo? ¡A nosotras nos tiene totalmente conquistadas!
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