La empresa de estética que brilló en la bolsa pone fin a su reinado de belleza cerrando todas las clínicas situadas en territorio nacional (la mayoría de ellas en Cataluña) y Portugal. La entidad se ha comprometido a intentar buscar soluciones para aquellos pacientes que estaban en tratamiento o previos a una operación.
© Corporación Dermoestética
Fundada en 1979, Corporación Dermoestética empezó su declive de la mano de la crisis provocada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Tras ocho años cotizando en bolsa, en el año 2013 la reina del bisturí tuvo que apartarse de este terreno. Un año después, durante el verano pasado, los rumores de cierre ya se aventuraban cuando el presidente, Suescun, planteaba a la junta de accionistas una reducción de capital. Finalmente una deuda acumulada a corto plazo de 15,5 millones, con una facturación en constante descenso han provocado el cierre de la empresa.
Su ascenso en el mercado fue tan rápido como corto a la vez, el pasado Diciembre se conocía la noticia del preconcurso de acreedores y la preparación de un ERE de extinción que vaticinaban la antesala del cierre final. Se ha realizado un despido colectivo de entre los que se encuentran estimadamente 300 empleados (200 de ellos especialistas) pero esta noticia no solo afecta a los profesionales de la entidad sino también a los miles de pacientes con los que contaban y que ya se están agrupando para defender sus intereses.
Bajo la presidencia del propio fundador, José María Suescun Verdugo, la compañía consiguió hacerse con el mercado estético realizando desde blanqueamientos dentales hasta las más delicadas operaciones. Tras todas esas intervenciones se colaban voces de protesta en forma de denuncia. Tanto es así, que la empresa tuvo que acudir a la vía judicial para cerrar un portal web en el que los afectados contaban la supuesta mala práctica médica.
Su éxito, aunque efímero, llegó a expandirse con clínicas situadas en España, Portugal, Italia, Reino Unido e incluso México. Todo ello gracias a un entorno económico favorable y la agudeza en las necesidades estéticas del mercado social que fueron las claves de la expansión de la empresa valenciana. Bajo la premisa de “acercar la salud, el bienestar y la belleza a toda la sociedad” dieron el pistoletazo de salida a la era del bisturí. La bonanza era tal que en el 2005 la empresa salía a bolsa revalorizándose un 21% en tan solo 15 días. Pese a esta ilusionante trayectoria nada ha podido evitar que el gran gigante de las operaciones eche el cierre.
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