Los científicos, bajo la categoría de "espacios azules y verdes", han identificado estos entornos naturales por sus diversos beneficios para recuperar energías y mejorar la salud mental. Pero, ¿cuál es el destino ideal según los expertos?
Según la neuropsicóloga clínica, licenciada Marisol Barreiro, el contacto con la naturaleza ofrece más que simplemente una paleta de colores. No solo alivia síntomas de depresión, sino que también potencia la salud individual, la autoestima, la conexión social y la felicidad. "La naturaleza puede tener impactos positivos en el estado de ánimo y aspectos de la función cognitiva", sostiene Barreiro, subrayando cómo la exposición a espacios verdes y azules genera un efecto relajante para el cerebro.
La psicóloga del trabajo, Analía Tarasiewicz, destaca la importancia de "estar presente en vacaciones", conectándonos profundamente con nosotros mismos y el entorno para lograr un descanso real y una renovación emocional.
La doctora Alejandra Gómez, médica psicoanalista, respaldada por estudios recientes, señala que los espacios verdes, como bosques y parques, tienen un impacto antiestrés más favorable que los espacios azules, como el mar. Sin embargo, la elección entre mar y montaña es altamente individual, y cada sujeto puede decidir según sus preferencias.
Gómez destaca que la naturaleza puede mejorar el estado de ánimo, la memoria de trabajo y amortiguar la ansiedad y el estrés. La exposición a entornos naturales también puede restaurar procesos cerebrales importantes, como la atención selectiva y la resolución de problemas.
Un estudio publicado en la revista Nature respalda la conexión entre la salud mental y la exposición a espacios verdes y azules. Vivir cerca de la naturaleza se asocia con un mejor bienestar mental, y las visitas frecuentes a estos entornos están relacionadas positivamente con la salud mental.
La Universidad Estatal de Washington añade otra capa a la discusión, sugiriendo que incluso pequeñas diferencias en la disponibilidad de espacios verdes y azules urbanos están asociadas con una mejor salud física y mental en adultos mayores.
La elección del destino adecuado, según la doctora Gómez, depende de múltiples variables como la edad, las condiciones físicas, la salud, la compañía y las preferencias personales. Enfatiza que las vacaciones deben ser momentos de desconexión, eliminando expectativas y permitiéndonos disfrutar del presente.
Más allá de las preferencias, las condiciones climáticas cerca del mar, con radiación solar, brisa y humedad, son ideales para problemas respiratorios y cutáneos. Por otro lado, la altitud en las montañas beneficia la oxigenación del cuerpo y reduce alérgenos, siendo especialmente recomendable para problemas de insomnio y enfermedades pulmonares.
La licenciada Analía Tarasiewicz ofrece sugerencias prácticas para unas vacaciones saludables, como la desconexión digital, evitar el agotamiento con excesivas actividades y centrarse en el bienestar a través de actividades físicas y la reflexión.
En conclusión, más allá de la elección entre mar o montaña, la clave está en desconectar de la rutina diaria, disfrutar del momento y conectarse con la naturaleza para generar relajación a nivel mental. Así que, al planificar tus vacaciones, recuerda: la salud mental es la mejor guía.
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