La muerte se vive de maneras diferentes según la cultura y las creencias de las personas. No obstante, en la mayoría de los casos los seres humanos establecen algún tipo de ritual que les permita asimilar la pérdida de un ser querido y, al mismo tiempo, intentar mantener algún tipo de relación con quien ha fallecido. De allí que existan costumbres como construir mausoleos, visitar el cementerio, guardar las cenizas de manera especial o esparcirlas en algún lugar que haya sido importante para el difunto.
El 1 de noviembre, conocido como “Día de todos los santos”, es la fecha señalada en la tradición cristiana para visitar a los fallecidos cuyos restos descansan en el cementerio. Pero, ¿es esta práctica ritualista positiva para los dolientes, desde el punto de vista psicológico?
Los psicólogos especialistas en duelo de TherapyChat aportan algunas ideas para comprender qué aporta visitar el cementerio o mantener cualquier otro tipo de vínculo con el recuerdo de una persona fallecida.
Aceptar la nueva situación
Uno de los pasos más complicados en un proceso de duelo, es aceptar que quien ha fallecido ya no estará con nosotros. Muchas personas se aferran a ideas religiosas o filosóficas que les ayuden a pensar que su ser querido ha pasado a un estadio mejor y que es posible que en un futuro exista alguna especie de reencuentro, en lo que popularmente se conoce como “cielo” o “más allá”.
Si bien este tipo de creencias ayudan a consolar a quienes sufren la pérdida, no funcionan del todo para ayudar a comprender que la vida, en lo más inmediato, seguirá bajo nuevas dinámicas, en las que los dolientes tendrán la misión de reconfigurar su día a día sin la presencia de la persona que han perdido.
En este sentido, los ritos de paso representan una gran ayuda para comprender la muerte y su consecuente ausencia. Saber que un ser querido reposa en un cementerio o que sus cenizas se han esparcido en un lugar especial, permite a los dolientes establecer un antes y un después, es decir, aceptar que su ser querido ya no está.
Visitar el cementerio para aentir que se mantiene la lealtad
Muchas personas que siguen una terapia para superar un duelo complicado, no consiguen gestionar el sentimiento de vacío y la tristeza que les invade. En ocasiones, incluso manifiestan cierto sentimiento de culpa por no poder estar con su ser querido. Si el difunto es, por ejemplo, una pareja, y la persona se ha vuelto a enamorar, es posible que por momentos se vea sobrecogida por una sensación de estar fallando a su difunto amor.
Visitar el cementerio es una manera de aliviar este tipo de sensaciones y contribuir a superar el duelo. Cuando se tiene en cuenta de manera manifiesta a alguien que ha fallecido, la aceptación de su nueva condición se reafirma y, al mismo tiempo, sus dolientes pueden sentir que permanecen leales a todo lo que les unió en vida, pues les están dedicando tiempo y afecto.
En un día como el 1 de noviembre, cuando muchas personas acuden a visitar a sus muertos, la visión del cementerio como un espacio lleno de flores y personas puede contribuir a alimentar un sentimiento de comunidad en el que todos, sin conocerse, están unidos por el deseo de honrar a quienes ya no están con nosotros y, al mismo tiempo, vencer el vacío emocional propio de su partida.
Activar recuerdos positivos
La muerte es uno de los procesos más impactantes a los que nos sometemos. Es muy frecuente que este impacto suprima durante algún tiempo todas las otras ideas que se han tenido acerca del fallecido, dejando de lado los recuerdos positivos y las anécdotas en común, para centrarnos únicamente en la frustración de que esa persona ha muerto.
Visitar el cementerio puede ser una buena forma de activar recuerdos positivos relacionados con la persona fallecida. Si se hace el ejercicio consciente de acudir con ánimo de recordar el viaje más especial hecho junto a esa persona o sus frases más elocuentes, la experiencia de la visita puede resultar enriquecedora.
No obstante, este paso debería quedar reservado para las personas que ya han superado el shock inicial de perder a un ser querido y cuyos sentimientos con respecto al duelo se encuentran más estables.
La visita al cementerio siempre ha de ser voluntaria
Es muy importante tener en cuenta que la visita al cementerio siempre ha de ser voluntaria. Cada persona tiene sus tiempos y su manera de interpretar los sucesos de su vida y, en ocasiones, el contacto abrupto con una realidad tan fuerte como que su ser querido descansa en una tumba, no es la mejor manera de ayudarle a avanzar.
No podemos dejar de lado el hecho de que el desarrollo del duelo puede tener características diferentes en cada persona puesto que la forma de asumir las emociones es particular.
Aquello que a uno le hace sentir paz puede producir en otra persona el sentimiento contrario. Es posible que ante una misma pérdida, la visita al cementerio transmita tranquilidad a un familiar y tristeza y angustia a otro.
Por eso, es muy importante tener en cuenta que es uno mismo quien se marca los tiempos y que obligarse a pasar un mal trago porque llevar a cabo un ritual es lo socialmente adecuado, no sólo no va a reportar beneficio sino que puede hacer retroceder el proceso de duelo.
Si la forma de sentirse presente es pasear por el lugar donde os conocisteis o que más recuerda a la persona perdida, adelante. Cada quien manda en su duelo y solo uno mismo puede hacer el trabajo de afrontar lo que siente.
Contenido elaborado por TherapyChat, servicio de psicología online.
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