Es posible que más de una vez te hayas encontrado en la situación de estar con alguien y que esa persona esté más pendiente del teléfono móvil que de ti. Es una sensación muy desagradable, en la que normalmente te sientes molesta, ignorada e incluso irritada ante su falta de sensibilidad. El móvil genera más fricciones en las relaciones personales de lo que sería deseable, y por eso hay que saber hacer un uso adecuado.
Jenny Woo, una experta de la Universidad de Harvard ha tratado el tema de cómo el móvil afecta a las interacciones con personas de nuestro entorno, proporcionando una serie de pautas que nos permitirán evitar potenciales conflictos. Te contamos sus recomendaciones.
Planificar el uso del teléfono en compañía de otras personas
No se trata de que quienes miran el teléfono estando en compañía de otros sean personas maleducadas. En muchos casos simplemente toman decisiones sobre la marcha cuando reciben una notificación. Para esta experta, sin embargo, es mucho mejor no tener que decidir si atender o no el teléfono, algo que se consigue planificando con antelación.
Por ejemplo, si estás comiendo con alguien, esa interacción raramente durará más de un par de horas. Pocos asuntos no pueden posponerse ese tiempo, así que lo mejor es decidir tenerlo apagado en esas circunstancias. Y si tu trabajo requiere de atención constante a las comunicaciones y no puedes apagarlo, lo correcto es informar a la persona que está contigo del motivo que reclama tu atención.
Mantener el teléfono fuera de tu alcance
En otras ocasiones el teléfono no reclama nuestra atención por temas urgentes, simplemente es un foco de distracción porque tenemos la costumbre de consultar el correo o revisar las redes sociales. Hemos automatizado estas acciones y las hacemos casi sin darnos cuenta.
Cuando ese es el caso, lo correcto es mantener el teléfono lejos de tu alcance para evitar que te robe la atención que esa persona merece. Puedes dejarlo en otra habitación, o ponerlo en el bolso. Apagarlo pero tenerlo a la vista no es la mejor solución, porque a base de repetir el comportamiento de revisarlo, lo encenderás casi por inercia. Mejor aléjalo de tu vista y concéntrate al 100 en el motivo que te ha llevado a reunirte con esa persona.
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Establecer lugares y momentos donde no atenderlo
La descortesía hacia otros no es el único problema que genera el móvil. El teléfono es uno de los mayores enemigos de la productividad, y atenderlo continuamente hará que tu capacidad de atender y resolver problemas reales se resienta. O incluso de que no te deje descansar lo que necesitas, algo que al día siguiente repercutirá en tu rendimiento.
Por eso resulta esencial marcarte espacios o periodos donde decidas ignorarlo por completo. Si estás en una reunión, desactiva las notificaciones para que nada te distraiga de los temas que estáis tratando. Cuando vayas a dormir, asegúrate de que el móvil no está en la mesilla de noche o en cualquier lugar fácilmente accesible.
Estas decisiones pueden parecer nimias, pero en realidad tiene un gran impacto. Se ha comprobado que tras consultar el teléfono se tarda de media unos 23 minutos en retomar el máximo grado de concentración. Y la luz azul de los teléfonos móviles es uno de los mayores disruptores del sueño. Por lo tanto, respetar estos periodos/lugares libres de móviles va a ayudarte a centrarte más y a estar más descansada para afrontar la jornada siguiente con el máximo de energía.