La receta
Por lo general, la masa de las magdalenas es una sencilla masa de cuatro cuartos cocida en un molde pequeño con forma de concha. En función de las regiones donde se elabore, se aromatiza con vainilla, piel de limón o agua de flor de naranjo.
Trucos
Una rica magdalena es ante todo un pastelito pequeño y gordito con una hermosa panza en la parte superior. Para conseguirlas así de simpáticas prepara la masa el día anterior y mantenla en la nevera. La diferencia térmica entre la masa bien fría y la alta temperatura del horno garantiza el éxito. Otro punto importante es la elección del molde. Aunque los de silicona aseguran una magdalenas bien tiernas y fáciles de desmoldar, los de metal (a pesar de que se tienen que untar de mantequilla y harina) dan unos pastelitos muy dorados y casi crujientes por la parte superior. Recuerda que las magdalenas y el té son inseparables, sobre todo el Earl Grey.
Perfumarlas
• Pieles de cítricos (obligatoriamente biológicos): limón, naranja, pomelo...
• Aceite de oliva suave en lugar de mantequilla fundida.
• Con el té verde (matcha) adquieren un tono pistacho y un sabor ligeramente amargo.
• Cúbrelas o rellénalas de mermelada: córtalas por la parte superior o introduce la compota con una jeringuilla por la parte inferior.
• Añade un puñado de pepitas de chocolate.
• Versión salada: con queso de cabra o mecha de tocino.
¿Qué hacer con las sobras?
Si aún te quedan magdalenas, guárdalas en un bote o improvisa...
• Haz un tiramisú: empápalas en café y cúbrelas con crema mascarpone.
• Haz un crumble: desmígalas encima de la mermelada.
• Y para los más golosos: mójalas en chocolate a la taza.
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