La alta sensibilidad de estos niños puede ser tanto una vulnerabilidad como una fortaleza, dependiendo del entorno y el apoyo que reciban. Es por eso que unos padres y un entorno que entiendan y atiendan sus necesidades específicas puede ayudarles a desarrollar su potencial y prosperar.
¿Qué es un niño orquídea?
El término "niños orquídea” fue acuñado por el Dr. Thomas Boyce, profesor emérito de Pediatría y Psiquiatría de la Universidad de California y popularizado por el trabajo de David Dobbs en un artículo para The Atlantic y posteriormente en su libro The Orchid and the Dandelion. Se basa en estudios de genética y psicología que sugieren que ciertas variantes genéticas pueden hacer que algunos niños sean más sensibles a su entorno, tanto para lo positivo como para lo negativo.
Los "niños orquídea" es el término utilizado en el libro para describir a niños que son extremadamente sensibles a su entorno y a las influencias externas. Esta analogía se basa en la comparación con las orquídeas, flores que requieren condiciones específicas y cuidados especiales para florecer en contraste con los "niños diente de león", que son más resilientes y capaces de prosperar en diversas circunstancias, al igual que los dientes de león que crecen en casi cualquier entorno.
Características de los "niños orquídea"
- Alta Sensibilidad Emocional: Estos niños suelen ser muy sensibles a las emociones y el estado de ánimo de las personas a su alrededor. Pueden ser más propensos a experimentar ansiedad o estrés en situaciones nuevas o desafiantes.
- Reacción Intensa al Entorno: Son más susceptibles a los estímulos ambientales, como el ruido, la luz y los cambios de rutina. Necesitan un entorno estable y predecible para sentirse seguros y cómodos.
- Potencial para Florecer: Aunque pueden ser más vulnerables a entornos negativos, también tienen un gran potencial para prosperar en entornos positivos. Con el apoyo adecuado, pueden desarrollar habilidades excepcionales y una gran resiliencia.
- Empatía y Percepción: Suelen ser muy empáticos y tener una percepción aguda de las emociones de los demás. Pueden ser muy compasivos y tener una fuerte capacidad para conectar emocionalmente con otros.
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¿Es una enfermedad entonces?
Rebeca Cáceres, Doctora en Psicología y Psicóloga Sanitaria y Directora de Tribeca Psicólogos prefiere enfrentar estos estudios desde otra perspectiva y destacar a estos niños como personas con “una alta potencialidad que puede desarrollarse hasta niveles de máxima expresión en entornos de seguridad en los que se favorezca su creatividad, sensibilidad y, en definitiva, se sepa entender y atender las necesidades que presentan más allá de estas características”. No hay que caracterizarlo como un trastorno psicológico ni una etiqueta, si no que verlo como una oportunidad para saber entender a estos niños, comprender su personalidad y ofrecerles las herramientas adecuadas para un desarrollo satisfactorio.