Entre el 1 y el 7 de agosto se celebró la semana de la lactancia materna. Solo unos días después hemos sabido que una de cada cuatro madres expresan que la mastitis fue la causa por la que abandonaron la lactancia. Cuando las madres desean dar el pecho a sus bebés y se enfrentan a la mastitis es terrible el malestar y sufrimiento que sienten al tener que abandonar sus deseos debido a un factor, que por otro lado si estás bien asesorada, se puede evitar.
Cuando la enfermedad se interpone ante los deseos
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), la mastitis es la inflamación de uno o varios lóbulos de la glándula mamaria que ocasiona dolor, hinchazón, calor y enrojecimiento en los pechos, acompañada o no de infección, generalmente es unilateral, aunque puede darse bilateral, y además del tejido glandular suelen afectarse otras estructuras de la mama.
El doctor Guillermo Álvarez-Calatayud, pediatra del hospital Gregorio Marañón de Madrid es uno de los coordinadores del comité científico del Consenso Nacional sobre Mastitis. El experto es quién destaca el dato de que esta afección: “Es la primera causa de tipo médico para un destete precoz o indeseado”.
Además, entre un 20 y 25% de las madres lactantes están en riesgo de desarrollarla, pero puede ser prevenida y por ello hay que darle la importancia que se merece.
Prevención
Para prevenirla, primero debemos saber que existen dos tipos de mastitis; aquella llamada aguda, que lleva fiebre e inflamación y que se trata con antibiótico, y la subaguda. La mastitis subaguda se presenta con dolor en el pecho y sensación de no tener leche, y es la que en su mayoría termina con la lactancia de manera prematura, ya que es más difícil de diagnosticar.
Para prevenir este tipo, lo principal es asesorarse correctamente, tratar el dolor, hidratarse, comer adecuadamente, descansar, evitar el masaje profundo (puede empeorar la inflamación, aumentar el dolor, y potencialmente diseminar la infección) y usar un sujetador de lactancia adecuado. Amamantar con frecuencia y asegurarse de que el bebé se agarre correctamente puede prevenir la obstrucción de conductos. También se recomienda minimizar el uso de extractores de leche y pezoneras, para mantener el pezón seco.
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Además, un estudio centífico de 2021 publicó que la suplementación con Ligilactobacillus salivarius PS2 durante el embarazo y la lactancia previene la mastitis, concluyendo que el probiótico disminuía un 58% la probabilidad de desarrollar mastitis, por lo que buscar ayuda en este probiótico puede ser una opción posible.
Álvarez-Calatayud destaca que en el ámbito de la salud se debería dar formación adecuada a otros profesionales sanitarios además de las matronas, como pediatras, ginecólogos, médicos generales y farmacéuticos para que la ayuda y detección llegasen más rápidamente y más bebés pudiesen seguir viéndose beneficiados de una lactancia satisfactoria.