Hoy en día hay muchas formas de realizar este proceso de renovación pero no todos tienen el mismo objetivo ni son adecuados para todas las pieles. La intensidad es el factor diferencial, en base al que elegiremos unos tratamientos u otros. Conocer qué opciones tenemos y cuales se adecuan mejor a nosotras es básico para no equivocarnos y perjudicar nuestra piel. Así, podremos hacer como estas famosas y olvidarnos del maquillaje.
Mónica Lizondo, farmacéutica y cofundadora de Farmaconfianza, nos explica las diferencias entre la exfoliación, el peeling químico y la microdermoabrasión.
Exfoliación, peeling mecánico o scrub
Hablamos de la eliminación de las capas más superficiales de la piel. La piel no sólo queda más fina sino que se activa su circulación, lo que también le da luminosidad y suavidad. Además, los poros se desobstruyen por lo que ayudamos a que no aparezcan futuros granitos y también a que los tratamientos que apliquemos después penetren mucho mejor.
La textura de los exfoliantes suele ser la de gránulos o partículas de semillas o sintéticas disueltos en geles o agentes espumosos. Podemos diferenciar los exfoliantes según el tipo de grano que tienen (vegetal, animal, mineral o sintéticos) o según los activos que contienen (calmantes, hidratantes, reguladores de grasa…).
La aplicación dependerá de nuestra piel. Si es normal o grasa, con una o dos veces a la semana bastará. Si es seca, mejor una vez a la semana o cada quince días, si notamos que se reseca más de lo normal. Hay que tener en cuenta que algunas pieles pueden no ser aptas a la exfoliación. Es el caso de pieles muy finas y sensibles, con tendencia a rojeces o que padezcan rosácea, cuperosis o dermatitis, por ejemplo. En este caso hay que recurrir a productos muy específicos para renovar la piel, no cualquiera sirve.
Peeling químico
Se suele llamar así a la versión más intensa y profunda de la exfoliación. El peeling favorece la regeneración celular y estimula la síntesis de colágeno. De ahí que digamos que actúa en capas un poco más profundas de la dermis. Por ello, no solo alisa la piel y mejora su aspecto sino que también atenúa arrugas y manchas. Esto se consigue por acción química y no por acción manual, es decir, frotando.
Las sustancias más utilizadas en estos peelings son los llamados alfa-hidroxiácidos en concentraciones iguales o superiores al 25%: por ejemplo con ácido glicólico, mandélico, pirúvico, ferúlico, láctico, cítrico o salicílico o retinol.
No están recomendados para pieles muy sensibles, pues su intensidad podría perjudicar a la piel. Este tipo de pieles han de optar por exfoliaciones más suaves como los peelings enzimáticos. Es un tratamiento perfecto para pieles gruesas, no reactivas, normales a mixtas, envejecidas, pues acelera la regeneración celular y atenúa los signos de la edad. En pieles adultas que simplemente quieran renovar la piel y reducir imperfecciones, se puede realizar un par de veces al año, mientras que las pieles más maduras y envejecidas que quieran potenciar su acción antiage pueden hacerlo cada 3 meses aproximadamente.
En el caso de pieles jóvenes que quieran eliminar imperfecciones o marcas residuales (por ejemplo, las generadas por el acné), hay que realizarlo puntualmente, preferiblemente después del verano.
Siempre que optemos por un peeling hay que usar un fotoprotector solar, pues la piel se vuelve más fina y está menos protegida, por lo que hay más probabilidad de aparición de manchas. También es muy recomendable realizar una prueba de tolerancia 24 horas antes de hacerlo, para asegurarnos que no nos provocará ninguna reacción adversa.
Peeling enzimático
Es un peeling más suave ideal para pieles finas y sensibles y/o reactivas o intolerantes a los peelings químicos. Normalmente contienen derivados de enzimas de papaya. Se aplican en forma de mascarilla y luego se retiran. Se pueden utilizar una vez por semana.
Microdermoabrasión
Es un tipo de exfoliación superficial para corregir imperfecciones de la piel. Puede ser usado en pieles delicadas pues se adapta a las características de cada dermis. Se realiza con un pequeño instrumento que trata la piel con micro-cristales de óxido de aluminio o zinc a la vez que aspira las células muertas.
A diferencia del resto de técnicas, la microdermoabrasión consta de varias sesiones dependiendo de las características de la piel, y entre cada una de ellas se deja un tiempo determinado para que la epidermis se regenere. Es ideal para tratar problemas dermatológicos como estrías, arrugas y pequeñas cicatrices, y es totalmente indolora. Sin embargo, se han dado casos de personas alérgicas a los cristales utilizados, por lo que también se recomienda hacer una prueba de tolerancia antes.
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