Un mendigo ve cada día pasar a miles de personas por la calle sin que, prácticamente, ninguna de ellas le preste atención. De repente, un joven se acerca a él y le pregunta si puede acompañarle durante un rato y si le puede dejar un cubo de plástico en el que el mendigo guarda alguna de sus escasas pertenencias. El hombre sin techo se sorprende pero acepta la petición. ¿Qué crees que sucede después?
El joven utiliza el cubo a modo de tambor e inicia un ritmo con sus manos. Acto seguido, otros dos jóvenes se sientan rodeando al mendigo y comienzan a tocar la guitarra y cantar. Al lado del cubo que tiene el hombre para las monedas, uno de los músicos coloca su sombrero para ver cómo reacciona la gente ante el experimento.
El mendigo, con un semblante entre temeroso y agradecido no deja de mirar a su alrededor mientras un nutrido grupo de personas se planta frente a él para escuchar la melodía que interpretan estos estudiantes. Algunos de los espectadores se acercan y depositan dinero en el sombrero que hay en el suelo. Al finalizar la canción, los jóvenes recogen sus instrumentos y le dan al mendigo las propinas que han conseguido por su improvisada actuación.
Y es que el mundo puede resultar un lugar mejor si, de vez en cuando, miramos más allá de nuestros pies y, con un sencillo gesto, damos un poco de esperanza a una persona que lo ha perdido todo. ¡No pierdas detalle de este emocionante vídeo!
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