Con 42 años y tras haberse convertido en madre del pequeño Lukas, ahora confiesa que lo entiende: "No merece la pena morir por ninguna foto", admitía hace unos días al diario El Mundo. Y es que esta reconocida fotoperiodista se la ha jugado en diversas ocasiones por sacar adelante su trabajo. Ha cubierto conflictos en Afganistán, Irak, el Congo o Libia, país en el que fue secuestrada como rehén por las fuerzas de Gadafi: "Nos ataron, nos vendaron los ojos, nos golpearon y nos torturaron simulando varias veces que nos ejecutaban", explica Linsey Addario al mismo medio. Sus imágenes retratan los horrores de la guerra, miradas curiosas, asustadas, situaciones cotidianas, vida y muerte dentro de un mundo que permanece muchas veces oculto en las sombras.
Addario acaba de publicar El instante preciso, un libro en el que narra, como su portada anuncia, la vida de una fotógrafa en el amor y en la guerra. Se trata de una crónica de sus viajes, de su trabajo, de sus peores y mejores vivencias en una profesión de riesgo que le ha llevado muchas veces a un cruce de caminos: su carrera o su familia.
Y es que, desde que a los 22 años se marchase a Argentina para comenzar su andadura, no encontró a nadie que entendiese su carrera, la aceptase y permaneciese a su lado. Hasta que encontró a Paul, su marido y padre de su hijo. Y es que no es fácil mantener una relación con una mujer que se lanza a la aventura, a los horrores de la guerra, cámara en mano, y que incluso tiene que redactar un testamento sin haber cumplido si quiera los 30 años, "por lo que pueda pasar".
Bombardeos en Irak, la muerte de un compañero a pocos metros de ella, emboscadas de los talibanes, secuestros en África, el 11-S... En todas estas situaciones ha estado presente Lynsey, a veces con un pánico y un bloqueo que, como explica, hacía casi imposible lograr disparar su cámara. Ni siquiera sus siete meses de embarazo le resultaron un impedimento para enrolarse en una operación en las montañas de Afganistán e intentar retransmitir la información de lo que allí ocurría, mientras las balas silbaban a su alrededor. (Operación Avalancha de Rocas de EEUU).
Ahora Lynsey quiere tomarse la vida de una manera más tranquila: "Ahora soy consciente de mi vulnerabilidad y mi propia mortalidad. Siento que necesito seguir con vida por mi hijo", confiesa al diario El Mundo. Su trabajo, impactante y comprometido con la sociedad, ha conseguido emocionar incluso al mismísimo Steven Spielberg, quien ya prepara una película inspirada en la vida de esta fotógrafa, a quien dará vida en la gran pantalla Jennifer Lawrence.
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