Puede que su nombre no te suene demasiado, pero probablemente su rostro sí lo haga. Farahani ha actuado en películas tan conocidas como Red de mentiras o Exodus: Dioses y reyes, ambas de Ridley Scott. La semana pasada estrenó Altamira, junto con Antonio Banderas, y ahora mismo se encuentra inmersa en el rodaje de la próxima entrega de Piratas del Caribe. Pero su aparición en todas estas superproducciones y sus desfiles por la alfombra roja la convierten en mucho más que una actriz. Lejos de la vida idílica que el mundillo de Hollywood nos transmite, la de Golshifteh Farahani (Teherán, 1983) es una historia difícil y fuera de lo común.
Hija de un director de teatro y una pintora, la actriz siempre se ha mostrado reacia a cumplir con las leyes de su país. A los 16 años, como explicó a la revista The Hindu, se rapó la cabeza para no tener que llevar velo. A los 25 se convirtió en la primera actriz iraní que rodaba en Hollywood desde la Revolución. En 2008, el Gobierno le retiró el pasaporte y le prohibió salir de su propio país. ¿La razón? Haber actuado (en Red de mentiras) sin velo y haberse presentado a la alfombra roja de la misma manera.
Su retención fue lo que la impulsó a escaparse definitivamente. Tras meses de interrogatorios, en los que le impidieron ir a Londres a rodar El Príncipe de Persia, Farahani escapó del régimen de los ayatolás y se marchó a Francia, donde reside actualmente. Desde entonces siguió trabajando en el cine, sin embargo, el gobierno iraní no dejó de seguirle la pista. Unas fotos suyas en la revista Madame Figaro, en las que aparecía con el pecho descubierto, le valieron el destierro. “Me dijeron que Irán no necesita actores, que podía ofrecer mis servicios artísticos en otro lado”, explicó la actriz en su Facebook.
Lejos de venirse abajo, Farahani se centró en el cine más que nunca. "Ponerme delante de la cámara me sirve de terapia. El oficio de actor es pura espiritualidad, implica estar conectado con momentos presentes de verdad absoluta. No hay enjuiciamiento en la mente de nadie, porque en ese instante te conviertes en el personaje que interpretas", contó al diario El Mundo.
A día de hoy y tras siete años de exilio, la actriz sigue sin poder volver a Irán. Para ver a su familia tiene que reunirse con ellos en otros países. Aun así, la joven conserva una actitud resuelta y firme, y sigue escalando peldaños en su carrera. "La gente de mi país vive asustada, porque este régimen es terrible. Pero a pesar de todo, sé que no tocarán a mi familia, porque muchos hijos de los dictadores están en contra de sus padres. De modo que si quieren aplicar leyes en que las acusaciones a los hijos sean pagadas por sus progenitores, tendrán que ejecutar a sus propios vástagos. Irán no está tan mal. No es Corea del Norte", confiesa Farahani al mismo medio.
¡Ellas toman el mando! 50 películas dirigidas por mujeres
LETTER
Y además:
De la guerra a las Olimpiadas: Yusra Mardini, la refugiada siria que podría debutar en los Juegos de Río
¿Sexo débil?: mujeres de armas tomar que dejaron huella en la historia