La vida de la pequeña Ryland parecía difícil desde sus primeros momentos de vida. Los médicos le diagnosticaron sordera al poco tiempo de nacer y, después de mucho esfuerzo y algunos implantes, la niña pudo escuchar y hablar. En el momento en el que comenzó este aprendizaje, Ryland expresó lo que ya tenía claro: ella era un niño. La pequeña es transgénero: personas que nacen con los rasgos biológicos propios de un sexo pero psicológicamente pertenecen al género opuesto.
Su valiente familia tuvo claro desde el primer momento que debía ayudar a su hija para que no formase parte del 41% de personas transgénero que se suicidan debido al rechazo que sufren por parte de la sociedad. Por este motivo y después de que los expertos anunciasen la condición de Rylan, sus padres se desvivieron porque no sufriese psicológicamente. El primer paso fue cortarle su bonita melena rubia y después empezar a referirse a ella como un niño.
Hoy Ryland es feliz, vestido con traje, jugando al béisbol o haciendo deportes naúticos. Lleva pajarita en las ocasiones especiales o camisa de cuadros y vaqueros anchos para su día a día. Hoy Ryland sonríe junto a su hermana pequeña. La familia Whittington quiso hacer pública su historia y colgó un video en su canal de Youtube que nos cuenta con imágenes lo que han vivido y atención... ¡Ya suma 5 millones de visitas!
La historia de la niña trasgénero pretende ser un ejemplo para las familias que se encuentren en la misma situación y un soplo de aire fresco para quienes, desde que nacen, se sienten encerrados en un cuerpo que nos les corresponde. También es un himno de apoyo a toda la comunidad LGTB que celebró el pasado fin de semana, su fiesta más popular en la capital madrileña.
Prepara los kleenex porque este testimonio de superación va a sacar tu lado más sensible:
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