Todo joven pasa por una fase crucial de construcción de identidad durante la adolescencia, un periodo que puede en ocasiones resultar en conflictos a los que se enfrentan los padres con sus hijos. De acuerdo a la psicóloga Carolina Plato Tello, este proceso incluye una gran necesidad de controlar varios aspectos de su vida, incluyendo su apariencia.
Así, cambiar el peinado es una forma de expresión propia que les ayuda a diferenciarse de los demás y a reafirmar su autonomía. Es en esta etapa que los jóvenes exploran estilos que les permitan ser admirados y aceptados por su entorno social, lo cual directamente influye en su autoestima, tal y como lo explica la experta.
Existen varios diseños de cortes, o incluso rapados, que los adolescentes eligen. Según la neurocientífica Ana Asensio, retocar la cabellera se ha convertido en una prioridad, con visitas más frecuentes a la barbería, lo cual responde al aumento en la presión social por mantener una atractiva imagen, una impulsada tendencia por las figuras públicas y la influencia de las redes sociales. Y al mismo tiempo, esta obsesión con la apariencia en ocasiones genera discusiones en el núcleo familiar.
Muchos padres de familia se sienten frustrados con los constantes cambios de look de sus hijos, considerando que esta moda conlleva gastos innecesarios, algunos considerando incluso esta actitud como rebeldía. Hay padres que han llegado a castigar a sus hijos por sus extremos cortes, interpretándolas como una necesidad (de acuerdo a ellos sin sentido) de llamar la atención. Otros reconocen que sus reacciones podrían ser exageradas ante lo que, realmente, es solo una cuestión de sus preferencias.
¿Como resolver conflictos por cambios de look constantes en los hijos?
Ante estos choques entre padres e hijos adolescentes, especialistas recomiendan la empatía y el diálogo, sugiriendo que ya no es eficiente imponer normas estrictas. Es importante que los padres entiendan de esta etapa como un periodo de formación de identidad en el que sus hijos buscan su autonomía.
Sugieren además que la clave está en encontrar un equilibrio entre los límites y la libertad, permitiendo a los adolescentes a tomar decisiones sobre su apariencia, al mismo tiempo que se les muestra con empatía que estas pueden tener consecuencias.
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Plato Tello recomienda que, en lugar de ver las peleas en torno al peinado como un conflicto, los padres deberían verlas como oportunidades para enseñar a sus hijos acerca de las responsabilidades y las consecuencias de sus decisiones y actos.
A final de cuentas, las elecciones sobre los cortes de pelo son meramente temporales, y pelear por ello puede dañar la relación familiar innecesariamente, afectando aspectos más importantes como el apoyo emocional y el respeto.
Como conclusión, los padres tienen la oportunidad de sobreponer el entendimiento y la paciencia sobre el conflicto, dando prioridad al diálogo en vez de imponer su autoridad, y al ceder un poco este control, pueden fortalecer su relación con los adolescentes en conceptos más importantes y que, por consiguiente, requieren más atención.