Para los padres y madres es complicado decidir en qué momento comenzar a permitir que los hijos se manejen con mayor independencia. El instinto de protección nos lleva siempre a tratar de protegerlos de cualquier posible peligro, hasta el punto de que en ocasiones, esta actitud se vuelve en su contra al hacerlos excesivamente dependientes. Uno de los momentos clave en este proceso de soltar en el que los padres nos vemos inmersos es el momento de mandarlos solos al colegio.
Evidentemente hablamos de situaciones en las que los niños puedan llegar por sus propios medios, ya sea porque el colegio no se encuentre demasiado alejado o porque ya puedan ir por sí mismos en transporte público. ¿Cuál es la edad en la que tendríamos que dar este paso? La American Academy of Pediatrics ha realizado un estudio para averiguarlo. Y estos son los resultados.
La edad recomendada por los expertos
Dejar y recoger a los niños del colegio condiciona la agenda de muchas familias. Hay ocasiones en las que el padre o la madre deben hacer auténticos malabarismos para poder estar a la hora en el centro escolar, y ni siquiera tratando de ajustar los horarios resulta posible en todos los casos. En esas situaciones no queda más opción que echar mano de los abuelos o de otras personas cercanas que sean de confianza.
Pero no es ese el único motivo para decidir que los niños pueden ir solos al colegio. El concederles la posibilidad de que sean ellos mismos los que se trasladen de forma autónoma es una muestra de confianza, además de que les ayuda a empezar a ser independientes. Y el momento en que los expertos creen que el niño está preparado para aceptar esa responsabilidad es a los 10 años.
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Cada caso es diferente
No obstante cada familia tendrá que evaluar si a esa edad el niño o la niña son lo bastante maduros. Si bien los niños a esa edad ya suelen haber adquirido las habilidades necesarias para manejarse por si mismos en esa tarea, los padres mejor que nadie saben si eso es así. También hay que evaluar otros factores, como el tráfico, o si los niños entienden claramente los peligros a los que pueden enfrentarse si interactúan con desconocidos que puedan abordarles.
En el caso de que el niño no vaya al colegio a pie o en transporte público, sino que lo haga por medios de transporte autónomos, como un patinete o bicicleta, será también necesario asegurarse de que tiene unos conocimientos mínimos de seguridad vial que garanticen que puede llegar a su destino sin sufrir ningún percance que ponga en peligro su integridad física.
