La eclampsia es una dolencia que afecta a mujeres embarazadas después de la vigésima semana de gestación o durante el puerperio –periodo inmediatamente después al parto que dura entre 6 y 8 semanas durante las cuales su fisiología y sus flujos hormonales se restituyen. Consiste en la aparición de convulsiones que pueden inducir a la madre o futura madre a un coma, y aunque no está relacionada con otras afecciones neurológicas, se presenta en mujeres que han pasado por etapas anteriores de esta enfermedad, es decir, por la preeclampsia. Pero, ¿por qué se producen?
Eclampsia es un neologismo del latín, eclampsis, que significada 'relámpago', y ha sido denominado de esta manera por tratarse de la aparición repentina de convulsiones, lo cual es el síntoma más representativo de esta patología. Además de esto, las mujeres que sufren eclampsia presentan hipertensión, proteinuria (presencia de proteínas en la orina) y edemas (hinchazón provocada por la acumulación de líquidos en el tejido). Es uno de los padecimientos más graves y que comporta más riesgos durante el embarazo y, por ello, una de las causas principales de mortalidad materna perinatal.
Eclampsia y preeclampsia, ¿en qué se diferencian?
La preeclampsia es el padecimiento previo a la eclampsia y consiste en la presencia de hipertensión en la mujer gestante a partir de la semana 20 de embarazo. Es cuando aparecen las primeras convulsiones generalizadas y sin otra explicación que la hipertensión cuando podemos hablar de un caso de eclampsia. Aun así, la preeclampsia deriva en eclampsia solo en 1 de cada 200 mujeres y solo cuando la primera no es tratada.
Estas dolencias aparecen en la mayoría de los casos durante la gestación, entre las semanas 20 y el parto. Sin embargo, en el 25% de los casos aparecen tras el nacimiento del bebé. De ser así, lo más común es que la eclampsia se produzca durante los 4 días inmediatamente posteriores al parto, aunque también es posible que ocurra durante las 6 semanas posteriores.
Causas y factores de riesgo de la eclampsia
Aunque no se conocen con exactitud las causas de la eclampsia y la preeclampsia, existen factores de riesgo que pueden jugar un papel importante en su desarrollo:
- Antecedentes familiares que han padecido preeclampsia o eclampsia
- Padecimiento de preeclampsia en embarazos previos
- Embarazos en mujeres de menos de 18 años o más de 35
- Embarazos multifetales
- Padecimiento de trastornos trombóticos
- Embarazos en mujeres que pesen menos de 50 kg o mujeres obesas
- Padecimiento de enfermedades crónicas, como diabetes preexistente o gestacional, hipertensión, enfermedades renales, enfermedades vasculares o lupus eritematoso sistémico
¿Cómo saber si padezco preeclampsia?
La eclampsia siempre estará precedida por preeclampsia, de manera que es útil conocer cuales son los signos y síntomas que esta presenta, aunque puede ser asintomática. Entre los síntomas de la preeclamsia se encuentran el aumento de peso y los edemas. Uno de los signos clave de que estos se están produciendo es que la gestante no pueda quitarse lo anillos, por ejemplo. Por otro lado, puede causar daños en los órganos, lo que podría advertirse con los siguientes síntomas:
- Dolor de cabeza
- Pérdida o dificultades de visión
- Dolor epigástrico o localizado en la región superior derecha del abdomen (podría indicar un fallo hepático)
- Náuseas y vómitos
- Accidente cerebrovascular
- Dificultades respiratorias
Para identificar un posible caso de preeclampsia es necesario controlar la presión arterial y la hiperactividad de los reflejos tendinosos. Así, en caso de que la madre se encuentre en una situación de riesgo, podrá evitar las convulsiones con reposo y cuidados necesarios. En esta situación, es fundamental vigilar su salud y estado constantemente, midiendo con regularidad su presión arterial, la diuresis (control de la orina en cuando a calidad y cantidad) y la frecuencia cardíaca del feto. En los casos más graves, la preeclampsia se manifiesta, además, con los siguientes síntomas:
- Escasa producción de orina
- Edema pulmonar
- Insuficiencia renal progresiva
- Distensión de la cápusla hepática
¿Cómo se diagnostica un caso de eclampsia?
La manifestación más extrema y grave de le eclampsia es la aparición de convulsiones. Para prevenirlas, es útil controlar el estado de salud de la madre con regularidad para advertir los síntomas que pueden alertarnos de una convulsión inminente. Estos síntomas son la ansiedad, la cefalea (o dolor de cabeza), el dolor epigástrico intenso y la visión borrosa.
Como decimos, antes de la eclampsia, es conveniente que se haga un diagnóstico de la preeclampsia. Para ello, es necesario que la paciente se someta a análisis de orina, hemogramas completos, control del ácido úrico y la presión arterial, pruebas de la función hepática y control de la creatina.
Por otro lado, el síndrome de HELLP (SH), relacionado con el aumento de las enzimas hepáticas y la trombonitopenia, y que es otra de las complicaciones más graves que pueden darse durante la gestación, se da en el 10% de los casos en los que se desarrolla preeclampsia grave o eclampsia.
¿Cómo se trata la eclampsia?
Por norma general, es necesaria la internación en un centro hospitalario y el suministro de medicamentos antihipertensivos. Además de esto, el tratamiento suele requerir la aplicación de sulfato de magnesio, con el que se pueden prevenir y frenar las convulsiones. Por último, es conveniente que si una mujer embarazada ha padecido preeclampsia durante la gestación, el parto se resuelva con una cesárea.
En los casos de eclampsia y preeclampsia graves, el tratamiento suele requerir la extracción del feto mediante parto o cesárea. Si la extracción del feto se adelanta o no a la fecha final de la gestación dependerá de la edad gestacional del feto y de la gravedad del caso. Sea como sea, la extracción se llevará a cabo una vez se haya estabilizado la salud de la madre. Y solo se llevará a cabo antes de la semana 34 si el caso de eclampsia o preeclampsia es muy grave.
Después del parto, se deberá hacer un seguimiento completo de la salud materna durante al menos una o dos semanas. En estos exámenes se deberá medir la tensión arterial. Si la madre padece hipertensión crónica, tendrá que ser derivada a un doctos de atención primaria.
¿Y si se trata de un caso leve?
De ser así, la eclampsia y la preeclampsia se podrán tratar de forma ambulatoria. ¿Cómo? Cada dos o tres días, la madre deberá recibir atención médica para comprobar si ha padecido convulsiones o sangrado vaginal. Además, es necesario que se mida la presión arterial materna y la salud fetal.
Lo que debes tener en cuenta
- La preeclampsia, que suele preceder a la eclapmsia de no ser tratada, aparece a partir de la semana 20 de gestación
- Los edemas y la acumulación de líquidos son un síntoma claro de preeclampsia materna
- En los casos más grave, la eclampsia y preeclampsia producen disfunciones orgánicas
- El 20% de las mujeres que padecen preeclampsia desarrollar síndrome de HELLP
- La supervisión maternal y fetal en casos de preeclampsia puede prevenir la aparición de convulsiones
- Solo se puede suministrar sulfato de sodio cuando se haya hecho un diagnóstico de eclampsia o preeclampsia grave
- En casos de eclampsia y preeclampsia, el parto solo deberá inducirse si se supera la semana 37 de gestación
- Podría llevarse a cabo antes de la semana 34 si la madre padece síndrome de HELLP o e diagnóstico es muy grave
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