Escuchar es el fundamento de toda relación humana y es una prueba de estima y de respeto hacia alguien. Sin hablar de que el hecho de escuchar también permite desactivar muchos sufrimientos psicológicos. A continuación te mostramos las explicaciones…
Escuchar, la base de toda comunicación
No importa si es en una familia, entre amigos o en el seno de una empresa, los fundamentos de las relaciones humanas reposan en la capacidad que cada uno tiene para escuchar mutuamente. Escuchar significa estar disponible, es tomarse tiempo por la otra persona y, por lo tanto, aceptar y comprender lo que siente, lo que le hace actuar. Escuchar también es analizar los cambios entre los individuos, y aceptar y entender un punto de vista divergente, pero también es observar lo que no se dice e interpretar los silencios.
El hecho de escuchar no es una actitud natural del individuo, que más bien tiende a centrarse en sí mismo o a interpretar lo poco que escucha a su manera. La verdadera naturaleza del hombre es sobre todo verbalizar sus sentimientos, juzgar y dar consejos. Tal como decía Goethe, “hablar es una necesidad, escuchar es un arte”.
¿En qué consiste escuchar?
Escuchar pide hacer un esfuerzo sobre sí mismo de interés, de concentración, de atención y de mostrarse verdaderamente disponible para su interlocutor. Pero esto es, ante todo, una prueba de estima hacia la otra persona, con ganas de concederle tiempo y de servirle de ayuda… Escuchar es, por lo tanto, evitar el silencio pasivo.
Existen varios niveles de escucha:
- La escucha activa no sólo consiste en escuchar lo que el otro dice, sino en hacerle caso y comprenderlo.
- La escucha espejo permite a la persona que sufre liberarse del dolor y el arrepentimiento.
- La escucha resonancia consiste en poner por delante las declaraciones del otro conduciéndolo a profundizar su pensamiento, siempre siendo positivo sobre todos los temas abordado, todas las soluciones, sin interpretar sus declaraciones.
¿Cuál es el impacto psicológico del hecho de escuchar?
Escuchar tiene un impacto psicológico muy fuerte. En efecto, crea un verdadero clima de respeto, de estima y de confianza entre dos interlocutores. El objetivo cuando una persona se confía no es interrogarla o verla como una fuente de información planteándole preguntas, sino simplemente aportarle un oído atento, para hacerle verbalizar lo que siente y permitirle, poco a poco, aprender a escucharse a sí misma y a encontrar su propio camino. Se trata de una aproximación centrada en la persona, y no en su problema, desarrollada por el psicólogo Carl Rogers y utilizada por muchos psicólogos, psicoanalistas y otros especialistas en ciencias humanas.
Otros hablan de empatía. Esto consiste en ponerse en el lugar del otro para comprender mejor lo que siente, pero sin sufrir con él. Esto sirve justamente para mostrar a la otra persona que comprendes lo que dice y que puede confiar plenamente en ti.
Los secretos de una buena escucha
Saber escuchar pocas veces es algo innato. Más bien al contrario. Como el lenguaje, la escucha se aprende y se perfecciona con el tiempo. Veamos algunas estrategias a adoptar:
• Escuchar es, en primer lugar, callar:
Cuántas veces nos hemos visto tentados, cuando una persona cercana nos confía su sufrimiento, de responderle “sé lo que sientes, me pasó lo mismo el año pasado”. Aunque la idea parta de un buen sentimiento por tu parte para crear un intercambio benévolo y reconfortar al otro, desgraciadamente sólo tiende a agravar las cosas. Porque, si lo haces así, hablas en el lugar de la otra persona, te apoderas de sus declaraciones para acabar hablando de ti. Es como si el malestar de tu interlocutor te permitiera liberarte…
• Escuchar es dejar a un lado tus preocupaciones personales:
No es fácil pero, sin embargo, es indispensable para escuchar de un modo eficaz. Tienes que aprender a conceder tu tiempo al otro (sin nada a cambio) con el fin de acompañarlo en su progreso interior, a su ritmo y respetando su discreción. También debes aprender a poner en un segundo plano tus pensamientos, tus sentimientos y tus problemas, por lo menos durante el tiempo en el que la otra persona decide confiarse a ti y te pide toda tu atención sólo para ella.
• Escuchar es rechazar pensar en el lugar del otro:
Cuando una persona cercana te confía su sufrimiento, no sirve de nada que te pongas en su lugar y que le digas lo que debe ser y cómo debe actuar. Tampoco sirve de nada intentar comprender lo que la tormenta y darle consejos del tipo: “si te encuentras en esta situación es por…”. No es necesario entender esto, ya que sólo le harás regresar a su evolución personal amplificando la “gravedad” de su problema.
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• Escuchar es olvidar todo juicio de valor:
“No deberías reaccionar así”, “estás arruinando tu vida”… Todas estas declaraciones dan a pensar a tu interlocutor que sólo intentas cambiarlo, que no estás de acuerdo con él. Es mejor que optes por un posicionamiento neutro (incluso si te sientes en otro nivel). Al hablar, la persona que sufre aprende a expresar sus problemas con palabras, a soportarlos mejor e incluso a liberarse de ellos.