Las personas convivimos con nuestra voz “lógica”, esa que nos dice todo el tiempo lo que tenemos que hacer, lo que debemos comer, lo que debemos ponernos de ropa, entre otras muchas cosas, pues si nos fijamos nuestro diálogo interno es incansable. Por eso se ha inventado la meditación: para callar a nuestro cerebro y así refrescarnos las ideas.
Pero, ¿lo que nosotros vemos en el espejo es lo mismo que los demás ven? Pues la verdad es que no. Porque cuando nos miramos al espejo lo hacemos con el juicio crítico de ver todos los fallos que no nos hacen ser como desearíamos. Nos repasamos de arriba abajo y empieza un juicio de lo que nosotros pensamos son nuestros defectos.
Recuerdo que, por una serie de complicaciones en mi tercer embarazo, al dar a luz y volver a casa mi peso en la báscula tenía tres cifras. Me quedé estupefacta, nunca había pasado del peso adecuado a mi altura. Una mañana volviendo del supermercado, pasé por delante de un aparador y busqué mi reflejo, pero no me vi. ¿Te imaginas? Eso quiere decir que yo estaba tan diferente de como solía verme que no me reconocí. Cuando hablamos con mis amigos de aquella época, nadie me “vio” con sobrepeso. Entonces, ¿es que no lo tenía?
Lo cierto es que como nos ven los demás es un cúmulo de cosas que hacen que seas tú. Es decir, si tu carácter es el de siempre, la gente puede verte algo distinta, pero que estés más o menos gorda, no es lo que ellos valoran de ti. Mis amigos no “vieron” que estaba pesando el doble de lo habitual porque yo estaba muy feliz, sonriente y alegre por haber superado un embarazo muy complicado y al fin tenía a mi bebé. Así que nadie se dio cuenta de lo grande que estaba, porque en esencia, mi carácter era el de siempre, así que todos me “veían a mí” y no a mi peso.
La autoimagen no es que sea engañosa, pero es que nosotros somos muchas más cosas que un poco de carne. Tenemos espíritu, personalidad, sonrisa, nos vestimos de cierta manera, todo ello hace de nosotros un pack inimitable, por eso somos únicos.
Filtramos lo que vemos a través de la mente
Cuando tenemos una autoestima alta, solemos vernos más guapos de lo en realidad somos y si la tenemos baja nos vemos de forma opuesta. Entonces, ¿cómo somos de verdad: como nos vemos o como nos ven? Podríamos decir que la mente interpreta la realidad, así pues, una persona que tiene trastornos físico-corporales siempre se verá bajo su prisma trastornado. Por eso las personas con anorexia siguen viéndose gordas, aunque la realidad sea todo lo contrario.
La realidad, según los psicólogos, pasa por el filtro de nuestras creencias, experiencias, nuestros valores, además del momento social en el que nos encontremos. Es decir, la realidad que creemos tan cierta, es totalmente subjetiva. Por eso, un chico a unas nos parece guapo y a otras les parece feo. El chico es el mismo, solo que cada una de nosotras crea su realidad.
Fortalecer la empatía con uno mismo
Si tenemos en cuenta esa perspectiva, podemos empezar a dejar de juzgar a las personas. Las personas son como son, y ninguno de nosotros puede ni debe emitir juicios de valoración. Amar a las personas tal y como las conocemos es el acto de empatía que podría salvar al mundo. Podríamos comprender los puntos de vista de los demás, ponernos en sus zapatos y dejar de entrar en las discusiones.
Si respetas lo que es el otro, sin pensar en todo lo que tú crees que le falta o le sobra, tu vida de repente será muy feliz, porque todo estará bien. Aunque habrá que buscar alguna otra distracción porque a la mayoría de la gente le encanta meterse en la vida de los demás y cotillear. No hay más que ver los programas de televisión, que nadie ve, pero que tienen las audiencias más altas.
Deberíamos mirarnos al espejo como el milagro que somos y entender que vivimos un tiempo tan corto, que es inaceptable que no seamos felices en cualquier situación. Si actúas con el corazón ¿por qué debería importarte lo que opinen los demás? Mírales con empatía, a ellos les pasa exactamente lo mismo que a ti, sólo que su respuesta no es amor desde el corazón, es frustración.
El papel de la autoestima
Se dice que si tenemos una autoestima fuerte podremos con todo. Vale, y entonces ¿cómo podemos conseguirla? Lo cierto es que la autoestima es algo que se debe fortalecer en el seno familiar desde el nacimiento y a lo largo de la vida de una persona dentro del entorno familiar. Si eso no es posible, y ahora te ves más débil que los demás, pues es, por ejemplo, como si eres morena y quieres ser rubia. Deberás hacer ciertos pasos para transformar tu pelo moreno a otro color: Ir a la peluquería, arrastrar el color, aplicar otro…
Pues con la autoestima pasa igual, si crees que te falta, deberás dar algunos pasos para fortalecerla tales como:
- Mejora tu postura. La forma en la que andamos dice mucho de nosotros, es con la que nos presentamos al mundo. Busca ayuda con un experto en quiropráctica, para que te ayude a re educar la columna vertebral y potencie tu elegancia.
- Realiza algún ejercicio corporal como Tai Chi, Chi Kung, Yoga o Pilates. Tener conciencia de tu propio cuerpo te hará estar más conectada contigo misma.
- Presta atención a tu salud. Come alimentos sanos, si te nutres bien, tu cara y tu cuerpo resplandecerán.
- Actúa con los demás como te gustaría que actuaran contigo. Si tú no perdonas a alguien ¿cómo vas a perdonarte a ti mismo? Si no confías en ti mismo ¿cómo vas a confiar en los demás? Actúa con aceptación y amor hacia los demás, te ayudará a ser más compasivo contigo mismo.
- Estás aquí para ser quien eres ahora mismo. Las expectativas de los demás, son su problema. Si tus padres querrían que fueses abogado y tú quieres ser músico, rodéate de personas que quieran ser músicos y sé feliz.
- Identifica tu tristeza y no intentes compensarla con cosas. Comprar más, comer más, beber más… Eso al final te hace sentir culpable y vuelves a estar peor que al principio. Haz listas de lo que te pone triste e intenta resolverlo solo o con la ayuda de un terapeuta. Necesitas sentirte libre de cualquier adicción para poder amarte tal y como eres, porque así ya eres perfecta.
- Repite varias veces al día: soy única no hay nadie como yo. Es verdad, a no ser que tengas un clon, nadie en el mundo es como tú, valora esa diferencia y poténciala.
- La moda es efímera, así que pasa de ella. ¿Sabes que hace siglos la moda era tener cuanta más celulitis mejor? Si ahora se pusiera de moda pesar 115 kilos ¿todas las mujeres se pondrían a comer para estar a la moda? Se tú misma así como eres y nunca pasarás de moda.
- Potencia las cosas bonitas que hay en ti. Cultiva tu mente para tener buena conversación, mantén tus dientes blancos y limpios, tus uñas cuidadas, tu pelo fuerte y brillante. Compra una colonia con la que te identifiques. Los demás apreciarán cómo te cuidas y verán que es agradable pasar el tiempo contigo.
- Crea espacios en tu casa para sentirte segura y tranquila. Visualiza las cosas que quieres y traza un plan de acción para conseguirlas. Con esfuerzo puedes hacerlo todo.
- Por último, si necesitas ayuda pídela. Nadie es tan fuerte como parece. Todos necesitamos un amigo, o un profesional que nos ayude a alcanzar las metas de lo que deseamos, porque nadie nace enseñado. Quiérete como te gustaría que alguien te quisiera, ese es el primer paso.
Articulo elaborado en colaboración con Roser de Tienda, doctora quiropráctica con especialidad en salud de la mujer y los niños.
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