Videojuegos, Internet, sexo, comprar... Hemos oído hablar de la adicción al tabaco, a las drogas y al alcohol, pero desde hace una docena de años, estamos viendo nuevas formas de dependencia. Son las llamadas comportamentales pero tan destructivas como las otras. He aquí un pequeño tour.
Nuevas dependencias
- Internet: la dependencia a la red se puede traducir de diferentes maneras - nerviosismo y agresividad y la cuota de “navegación” no se colma, dependencias a ciertas relaciones virtuales por medio de encuentros en páginas Web o mensajería instantánea... - y muchas veces revela un malestar profundo (inmadurez social, frustración, vacío emocional o falta de afecto ...)
- El móvil: hoy en día todo el mundo está pegado al móvil pero para las personas que están realmente “enganchadas”, el teléfono es una extensión de la mano o la oreja y su ausencia puede ser el origen de crisis de angustia.
- Juegos: ya sean juegos de dinero o videojuegos (consolas, en red...), se habla de patología cuando el jugador no tienen ningún otro interés y el resto de la vida se organiza en torno al juego.
- Sexo: inestabilidad en una relación, “consumo” excesivo de parejas sexuales, recurso compulsivo a la masturbación o a la pornografía... La dependencia al sexo es un problema serio del comportamiento y hoy en día cuenta con un nuevo objeto de adicción: los juguetes sexuales.
- Comprar: consiste en desvalijar las tiendas o “comprar” a través de Internet. La compra compulsiva se traduce en una falta que, a pesar de la satisfacción pasajera, no se puede llenar y generalmente esconde un malestar más profundo.
- Trabajo: la satisfacción del trabajo realizado o el trabajo bien hecho se puede convertir en una obsesión. El individuo puede estar motivado por un espíritu competitivo o un desafío pero a largo plazo esta adicción tiene consecuencias graves sobre la salud del trabajador, su familia y su entorno social.
- Deporte: ya se practique por placer, para superarse a sí mismo o como respuesta a las exigencias de forma física actuales, el deporte se puede convertir en una droga debido a las endorfinas que se secretan durante el esfuerzo y dan sensación de placer.
Mecanismos de la dependencia
Algunas situaciones o actividades producen placer. En ese momento, el cerebro libera dopamina, la hormona del placer por excelencia en el organismo. Actúa sobre nuestra mente procurando un sentimiento agradable de bienestar y sobre nuestro físico haciendo desaparecer las tensiones. El simple recuerdo de esta sensación puede hacernos repetir la experiencia para volver a sentir esa impresión de felicidad. Cuando este pensamiento se vuelve obsesivo y la fuente de placer se convierte en el único motor de la vida cotidiana hablamos de dependencia.
¿Todo el mundo puede convertirse en dependiente?
Buscar placer es normal e incluso señal de buena salud mental. En principio, no existe ninguna predisposición natural que haga que algunas personas sean más o menos susceptibles de desarrollar comportamientos adictivos. De todas maneras, los estados depresivos o de vulnerabilidad psíquica (estrés intenso, dificultades relacionales o baja autoestima) pueden provocar una pérdida del control de la situación y como resultado favorecer conductas dependientes.
Señales que no engañan
El adicto consagra cada vez más tiempo a su actividad favorita y termina por mentir o actuar a escondidas para evitar reproches. Se comporta de manera agresiva y se encierra en una soledad que se convierte en la consecuencia de su adicción y pierde todo contacto con la vida real. Las relaciones con la familia y amigos de deterioran y el trabajo puede sufrir si la vida sólo gira en torno al objeto de dependencia.
Desengancharse, un largo camino
- Admitir la dependencia: en general es el entorno de la persona que sufre la dependencia el que detecta las primeras señales de un comportamiento inapropiado. La víctima suele preferir negar la realidad, a pesar de la evidencia de una enfermedad. Es difícil admitir la dependencia porque se trata de reconocer debilidades y admitir la necesidad de ayuda para salir de una situación que ya no se puede controlar. Es un paso imprescindible, el punto de partida hacia la vuelta a una vida "normal".
- Trabajo de larga duración: las dependencias comportamentales no se tratan de la misma manera que las dependencias a productos, como las drogas o el alcohol. Sin embargo, en ambos casos, lo primero es evaluar la adicción y las repercusiones en la vida de la víctima. Después se debe aprender a vivir con el objeto de adicción: Internet o el móvil forman parte de la vida moderna y no se pueden suprimir completamente. Se pueden prescribir medicamentos para aliviar las sensaciones de falta o nerviosismo, pero lo esencial del tratamiento reside en un trabajo psicológico de fondo. Es imprescindible seguir una terapia para comprender el origen del comportamiento adictivo y aprender a gestionar las emociones y adaptar el comportamiento hacia el objeto de delito.
LETTER
- Reconciliarse con la vida: el adicto debe aprender a controlar su vida familiar, social y profesional y salir del aislamiento en que le ha sumido la dependencia. Suele tratarse de un momento difícil porque muchas veces hay que tragarse el orgullo. El apoyo familiar y de los amigos desempeña un papel importante en el proceso de desenganche, ya que permite volver a una vida normal y un equilibrio esencial para el éxito de la terapia.